Mediodía en la provincia de Jaén

Juan Antonio Siles

Intereses creados o creadores de intereses

La opinión de Juan Antonio Siles


Me van a permitir que haga un ejercicio de análisis y algo crítico, hoy me he levantado así de dispuesto. ¿Se imaginan que van a una panadería y cuando van a pagar el pan le ponen ustedes el precio al panadero? ¿O que van a cambiarle los neumáticos al coche y que son ustedes los que fijan el precio de las ruedas? Es algo impensable, ¿verdad? Pues, entonces, ¿por qué en el sector del olivar somos tan mentecatos y permitimos que vengan otros a comprarnos que nos marcan el precio de nuestro aceite de oliva? Eso es lo que nos pasa en Jaén, más que les pese a algunos y me critiquen muchos. Pero la realidad es así y a los hechos me remito.

Desde antes de que la Consejería de Agricultura presentara su aforo para la próxima cosecha se venía hablando de bajada de precios. Todos los gurús, los denominados expertos, los que presuponen que saben de esto, todos insisto, han defendido por activa y por pasiva que el precio del aceite de oliva tiene que bajar porque va a haber una buena cosecha. Todos ellos, adalides de la buena defensa del sector olivarero, que piensan mucho en el interés de los productores, como se puede apreciar cada vez que abren la boca, no han parado de lanzar mensajes subliminales con la dichosa bajada del precio del aceite de oliva para ganar consumo.



Como si fuera un mantra, siguen empecinados en que el aceite de oliva descienda por debajo de los 4 euros, como poco, aunque con la boca chica y en pensamientos internos para ellos mismos seguro que están deseosos de volver a las situaciones de hace unos años cuando el aceite se pagaba por debajo de los 2 euros. Y ahora va el sector y a todos esos que miran más por unos intereses que se encuentran en las antípodas del general de los olivareros, les reímos la gracia.

Es penoso escuchar un día sí y otro también que el aceite de oliva tiene que bajar porque la cosecha va a ser buena. Es lamentable asistir a foros, a reuniones, leer entrevistas o análisis que se dicen rigurosos en los que se hace referencia, una y otra vez, a la bajada del precio del aceite.

Y es más penoso aún que voces del propio sector caigan en el error de comprarles el discurso de la reducción del precio. Algo que, y a los números me remito, no está justificado de ninguna manera por cuanto la cosecha será aceptable siempre que llueva, porque habrá aceite suficiente para el abastecimiento, pero no para lanzar cohetes y porque, quizá lo más importante, el consumo no se resiente a los precios actuales tal y como queda claro con los magníficos datos de la campaña de comercialización.

En definitiva, dejemos de una vez de tirarnos piedras a nuestras cabezas o, si lo prefieren, dejar de pegarnos tiros en nuestros pies y comencemos de verdad a creernos en nuestras potencialidades de una vez por todas.