Mediodía en la provincia de Jaén

Fernando Calahorro

La Universidad de Jaén, en riesgo

La opinión de Fernando Calahorro


La actual Universidad de Jaén fue creada en 1993, junto a las de Huelva y Almería, entre otros fundamentos por “razones de equilibrio territorial”. Desde entonces agrupa y atiende directamente a más de quince mil personas entre alumnos, docentes, personal de servicios, egresados externos y otros.

Es la entidad más importante de la provincia y tiene una alta consideración en investigación del olivar, arqueología y enseñanzas técnicas y de enfermería entre otras. De hecho ya tiene autorización para la implantación de una Facultad de Medicina.



Todos estos logros de su joven andadura están en peligro si se adopta el nuevo Modelo de Financiación de Universidades Públicas, aprobado por el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía para el periodo 2022/2026.

Este pretendido modelo es más bien un sistema de reparto de fondos, porque no hay previamente criterios contrastados, discutidos y plasmados en una ley previa. Es más, fue rechazado en su presentación inicial por el Consejo de Rectores de Andalucía. En su procedimiento prima la injusta competencia entre universidades jóvenes como la nuestra, con otras más que centenarias y ya plenamente asentadas; no se tiene en cuenta la antigüedad, la estructura económica provincial y sus sectores fundamentales, no refleja la calidad de la docencia impartida y pone en peligro el futuro de algunas universidades.

El resultado de las variables y ponderaciones utilizadas, rompe la regla de oro de cualquier sistema de reparto, que es, en ausencia de situaciones excepcionales, la de respetar como mínimo la financiación anterior. Y el hecho es que en este modelo que se pretende, la Universidad de Jaén pierde 7,7 millones de euros, Huelva también pierde y sin embargo, Almería y Cádiz que son similares a la nuestra, ganan financiación. De hecho todas las demás universidades andaluces ganan o se mantienen en la asignación de recursos.

Suena a un desequilibrio arbitrario y buscado, de tal forma que resulta difícil sustraerse a sospechas sobre determinados favoritismos políticos.

Hay que impedirlo. De forma democrática y razonada, y es de esperar una rectificación de la Junta de Andalucía. Pero entretanto, apoyemos al Alcalde de Jaén, al Rector y al Claustro de la Universidad y unámonos a sus justas quejas para revertir esta nueva injusticia con nuestra provincia.