Cada vez que llegamos a esta altura del año donde los días comienzan a descontarse, hay dos cuestiones que emergen con fuerza y no fallan a su cita con la ciudadanía. Asuntos que se repiten de manera tradicional con exposiciones que en algunos casos rozan lo abstracto: la presentación de los presupuestos del Gobierno de Andalucía y los anuncios de perfumes.
Confieso que la mayoría de esta orgía de mensajes con los que se empeñan en dañarnos los oídos no los entiendo, es más, creo que sería recomendable que al final de cada uno, bien sea perfumes o presupuestos, deberían indicar como en los medicamentos, que la exposición prolongada a su mentira puede dañar seriamente la salud mental.
Vestidos de domingo, la consejera Catalina García y el delegado del Gobierno andaluz en Jaén Jesús Estrella, entrenados para hacer creíbles las cuentas, se han paseado por nuestra tierra dando a conocer el pellizco de 365 millones de euros que le toca a Jaén del total de 48.836 millones, que la Junta de Andalucía presupuesta para el 2025.
Cuesta mucho creer lo que nos dicen, ya que al margen de datos cansinos, o ridículos, como el de partir la inversión por habitante -salimos a 588 euros por barba-, lo que se aprecia con meridiana claridad es la falta proyectos nuevos que sirvan de impulso. Vuelve la retahíla de inversiones que cada año mantienen: una sanidad que decae, una educación que se estanca, unas infraestructuras que no acaban de completarse y un empleo que no se fortalece.
Y el "finde" nos dejó al POSE, que no para de pisar por lo "fregao", de congreso federal con nutrida participación de la agrupación provincial de Jaén. Evento para fortalecer liderazgos y poco más.