Mediodía en la provincia de Jaén

Carlos Serrano

Realismo y ficción

La opinión de Carlos Serrano


Mañana jueves esta casa celebra el acto central de su 25 cumpleaños. Y lo hace con una propuesta de reflexión, a través de la palabra, sobre el porvenir de la provincia desde la dualidad Realismo periodístico/realismo mágico; con un diálogo entre el periodista Iñaki Gabilondo y el escritor David Uclés.

Sí se menta el realismo mágico, de forma inevitable pensamos en la literatura y evocamos a escritores como Juan Rulfo o Gabriel García Márquez y ese boom de la literatura de Hispanoamérica en el que algunos creyeron ver un nuevo ‘Siglo de Oro’ de las letras españolas.
En el presente provincial y en su pasado cercano estamos muy habituados al realismo mágico, como una ensoñación a medio camino entre lo que hay y la nada, en la que lo irreal es, a fecha de hoy, irreversiblemente cotidiano.



Pero en Jaén, si hubiera que identificarse con un género literario sería sin duda la ficción, y más en concreto, la ciencia ficción. Me vienen a la cabeza autores como Ray Bradbury, Jules Verne, Isaac Asimov o Philip K. Dick, creadores de mundos futuros, en algunos casos y en parte ya una realidad, a los que Jaén no acaba de llegar por ese retraso endémico en su desarrollo.

David Uclés ha denominado a su tercera criatura “La península de las casas vacías”. No es descabellado pensar en el Jaén del mañana como un conjunto de casas deshabitadas, en particular, en los núcleos rurales; con las mismas insuficientes infraestructuras de ahora y con una población envejecida y sin relevo generacional, porque los que venían detrás se fueron para no volver salvo en fechas señaladas; y a veces, ni eso.

Philip K. Dick es conocido por su obra “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”. Probablemente a la mayoría el título ni les suena, pero si les digo que inspiró la película “Blade Runner”, serán algunos más los que sepan de lo que hablamos. Aquí sólo tenemos ojos para los olivos, que, quién sabe, quizás alguna vez puedan ser eléctricos.

O tal vez el porvenir de Jaén se halle ya alojado en algún lugar de la memoria al que desde un mundo analógico somos incapaces de llegar.

No renunciamos a la ficción como la puerta de los sueños, pero necesitamos algo a lo que aferrarnos. Necesitamos sentir en nuestras manos algo más que el agua deslizándose entre los dedos. Y vislumbrar un futuro que no nos hurten hoy.