Palomos de papel

Manuel Palomo

Ricardo Darín se hace español y elige Jaén

“No sabía dónde estaba, pero el nombre me ponía romanticón”, le recordaba a joder

Video: Otro día perdido

Ricardo Darín en el programa Otro día perdido.

En El Palomar siempre hemos sido pioneros en información rigurosa, contrastada y de alto nivel etílico. Por eso hoy traemos una bomba informativa que ha hecho temblar hasta los perolos, las colas del Jaén Plaza y el mismísimo Santo Reino:

Ricardo Darín ya es español y, sin haber pisado antes nuestra tierra, ha elegido Jaén para empadronarse.



Sí, sí, habla el Palomar, no el País, ni la CNN.

Según fuentes fidedignas —una señora que pasaba por la Carrera con bata y churros— Darín habría escogido Jaén porque el nombre le parecía “sexy y con misterio rural cinematográfico”.

De hecho, el actor se habría referido así a su decisión final:

“Podía haber dicho Madrid o Barcelona, pero eso lo hace cualquiera. Yo quería nombre exótico, profundo, con eco artístico… Jaén sonaba a premio internacional.”

Primeras lecciones de jiennensismo intensivo

Darín ya estaría memorizando expresiones locales como patrimonio inmaterial del lenguaje:

“Polla gorda, cómo se ha puesto esto de serio, che.”

“La última vez que lo hice estaba el Jaén en Primera y todavía no había patos en el parque.”

“Tienes más chominás que el escaparate de Furnieles.”

Dicen que incluso ha mostrado interés en conocer al legendario Hornero de Los Caños, creyendo que es una especie de gurú local o chamán urbano capaz de otorgar nacionalidad jiennense simbólica mediante aceituna bendecida.

Ubicación de futuro residente

Según rumores que han volado como palomas del Parque de la Victoria, estaría dudando entre comprarse piso en La Magdalena o Los Caños, porque quiere “sentir el Jaén auténtico, sin filtro ni rotondas nuevas”.

Propuesta institucional

El Ayuntamiento, por su parte, estaría valorando organizar un recibimiento oficial con ochíos, banda de cornetas y selfie obligatoria en la Catedral, para demostrar que aquí hay categoría, señores y señoras, aunque nos sigan buscando en el GPS con brújula.