La tirilla

Santiago Donaire

Ni una, ni grande, ni libre

Con Franco no se vivía mejor, España era un país gris, sucio y sin libertades

 Ni una, ni grande, ni libre

El dictador Francisco Franco.

La historia de un país estaría incompleta sin la suma de las vivencias personales de cuantos compartieron el momento, porque la historia no solo es la de los vencedores o de los que controlan la comunicación, también es la de la gente. Hoy asistimos a sesudos artículos sobre los últimos años del franquismo, la muerte del dictador y lo que se definió como la Transición. Fuí espectador y partícipe del proceso y pocas veces me siento identificado con lo leído.

Con Franco no se vivía mejor, España era un país gris, sucio, sin libertades, donde si una mujer era agredida y se le ocurría denunciarlo a la fuerza pública, el guardia de turno la devolvía a casa con su agresor, Elena Francis desde la radio aconsejaba a las maltratadas que se esmeraran en complacer al agresor, la homosexualidad era delito, al igual que militar en un partido político, decir lo que hoy digo sería imposible. En la cuestión económica, a pesar de los problemas actuales, la mayoría vivíamos peor, ni la sanidad ni la educación eran universales, en las familias compartíamos cama con los hermanos o los abuelos en casas frías, el agua potable la cortaban con frecuencia y la ducha era un hábito semanal. Muchos de los pocos que tenían de todo lo apañaron apoyando el golpe de Estado, quedándose con propiedades de los represaliados, con concesiones, contratos y demás prebendas.



Franco era un tirano que gobernó España durante 40 años, fue mediocre en todo excepto en su crueldad. Murió matando, apenas dos meses antes, en septiembre fusilaron a 5 jóvenes tras una pantomima de juicio sin ninguna garantía. ¿Entonces lamentamos la muerte del dictador?: Bajo ningún concepto, solo un pesar y es que fue en su cama de jefe de estado y de muerte natural, mucha responsabilidad del amigo americano.

Después de colocarle la losa de granito en el valle de los caídos se inició una etapa de ilusión y a la vez de temor, los demócratas que éramos muchos, pero no tantos, casi todos de izquierdas, fuimos ganado la calle penando, 1976 y 1977 fueron años muy sangrientos con decenas de asesinados por los grupos de extrema derecha y también por las fuerzas de orden público, sin duda fue esa presión permanente la que más contribuyó a conseguir una democracia imperfecta, pero democracia al fin. La transición se hizo y hoy lo sufrimos, dejando a los mismos jueces que antes sentenciaban a demócratas, a los mismos policías que nos perseguían, a los mismos militares golpistas y dando continuidad al poder económico que creció al abrigo de las prebendas del dictador. A los que hoy se la dan de constitucionalistas y entonces eran inmovilistas, siempre han sido el mayor problema para el progreso del país. Una mención especial al que le transmitieron la Jefatura del Estado, por mucho que quiera blanquearse, él no fue el que trajo la democracia, la trajo la gente en las calles, en los centros de trabajo, en las universidades. No solo se educó en un régimen cruel que luego heredó, además nos salió ladrón, mejor calladito. 

A los que vivimos y participamos de aquellos apasionantes años que nos inocularon la pasión por un mundo más justo, que sepáis que esto no tiene marcha atrás, hasta el final.

Salud.