Finalizando este largo y caluroso verano con unas temperaturas extremas y permanentes que nos obligaron a mantenernos confinados en casa tal como hicimos en la pandemia del COVID. Muchas horas encerrados, muchas vueltas a la cabeza asistiendo a un momento histórico de máxima crispación y odio. Terraplanistas, creacionistas, antivacunas y negacionistas del cambio climático son incapaces de reconocer la responsabilidad humana en el cambio del clima, algo que ya parece irreversible.
Al negar evitan tomar medidas correctoras, por eso están contra del transporte sostenible, va para 15 años del “nunca me subiré al tranvía”. Sin olvidar la defensa que hacen del saqueo de los recursos naturales, agotamiento de acuíferos, abuso de fitosanitarios, o como autorizan centros comerciales en las afueras de la ciudad aumentando los desplazamientos motorizados en lugar de los peatonales para ir al comercio tradicional. No solo es el transporte, es el modelo de consumo que incita a comprar, aunque ya no te quepan más prendas en el armario, consumir y tirar artículos efímeros elaborados en países lejanos que vulneran las mínimas normas medioambientales o de derechos de los trabajadores.
El espectáculo del parlamento español como sede de un acto donde se ha negado la violencia machista e inciden en las denuncias falsas, ha sido deleznable, solo decirles que de las casi 200.000 denuncias presentadas en 2024 solo el 0,001% eran falsas, el dato es del Consejo del Poder Judicial que no lo veo como muy bolivariano ni filoetarra.
Hablando de jueces y de su independencia, solo recordarles que el respeto y la independencia debe ser bidireccional, si sales a la puerta de los juzgados con toga para protestar por una Ley que ni estaba en tramitación, estás faltando a la debida independencia y respeto al poder legislativo, por cierto, elegido por el pueblo español. Lo de hacer huelga y no comunicarlo para evitar que se lo descuenten del sueldo es de ratas.
La derecha selecciona a sus dirigentes y cuadros entre los que más insultan o mienten, ese es su verdadero currículo, por ello no nos podemos extrañar de las consecuencias como la nefasta gestión de los incendios de este verano, la DANA, el 11M, El Prestige, Metro de Valencia, Alvia, Yack 42… Más que suficiente para desmontar el mantra que nos vendieron: que la derecha española gestiona mejor. Quisiera recordar su actividad en el Parlamento, ¿conocen ustedes alguna ley promocionada por la derecha de este país que mejore la vida de los ciudadanos?, yo ninguna.
Me queda Torre Pacheco, la ofensiva contra la migración y su pasividad ante la barbarie en Gaza, no consigo entender cómo pueden compatibilizar su cristianismo con el odio al pobre.
Un veranito para olvidar, confiemos que el otoño nos traiga lluvias, un poquito de sentido común y de humanidad.
Salud.