A falta de solo dos meses para las elecciones, resulta fácil tildar de oportunista cualquier gesto de protesta en la calle, aunque el de este sábado, pancartas de partido incluidas, que todo suma en una manifestación, nace de una preocupación latente, real, y de un sentir general, universal: el funcionamiento de la sanidad pública no satisface al común de los mortales. "Sin colaboración público-privada, la sanidad no es competitiva ni libre", afirmaba, categórica, la paisana Catalina García, consejera de Salud, a finales de enero, minutos después de lograr un acuerdo in extremis para desconvocar la huelga anunciada en la Atención Primaria. Es precisamente esa carga añadida de libertad, de libertad para elegir conciertos privados, de liberalismo económico desacomplejado, aplicado a los servicios públicos esenciales, lo que solivianta tanto a la gente. A pesar de las esperas, el SAS nunca tuvo más presupuesto, pero jamás las transferencias estatales fueron mayores por mor de la pandemia -y a partir de entonces, una constante-, ni el gasto farmacéutico -que crece exponencialmente con la eliminación de la subasta de medicamentos-, ni las reformas en centros de salud y hospitales -obras, que son amores, por doquier-, ni el gasto en personal -especialmente desde la integración plena de las plantillas fijas de las agencias empresariales públicas-. A la postre, este 28-M en la provincia, pueblo a pueblo, ambulatorio a ambulatorio, del chare al hospital, de las urgencias a la especialidad, la deriva asistencial que se padece, por cada paciente que aguarda impaciente sin solución de continuidad, ni que decir tiene, pesará a la hora de emitir el voto. Mareas blancas, olas que vienen y van. Todo se transforma, que diría Jorge Drexler: "Cada uno da lo que recibe y luego recibe lo que da: nada es más simple, no hay otra norma, nada se pierde, todo se transforma". Del mismo modo que Juanma Moreno reforzará con su rostro el cartel de cada alcaldable del PP de Jaén, la experiencia personal -en carne viva- de miles de usuarios jiennenses del SAS podría jugar en contra de los intereses de sus candidatos el último domingo de mayo. Al tiempo.
La semana por delante, asimismo, pinta en verde, verde benemérito. El lunes, a 357 kilómetros de la sede 'fantasma' de Barveal, S.L., la mayor adjudicataria de contratos de obras de emergencia de la Junta, sin solvencia ni calificación habilitante, la Consejería de Fomento inaugura, cuando todavía se puede inaugurar antes de la convocatoria electoral, un monumento en honor a la Academia de la Guardia Civil, en el nuevo enlace Oeste de Baeza desde la A-316, Autovía del Olivar. El viernes, el centro formativo del instituto armado en la Ciudad Patrimonio Mundial, acoge la jura de bandera de los más de 1.500 alumnos de la 128ª promoción de acceso a la escala de cabos y guardias. No estará ya presente, por desgracia, la dimisionaria directora general del cuerpo, María Gámez, por más que entre los invitados iniciados en el nomenclátor político-militar resultarán recurrentes los comentarios sobre los avatares judiciales, a propósito de los estertores Santana Motor, de su marido, Juan Carlos Martínez, El Negro, alumno aventajado de Paco Vallejo, otrora jefe de gabinete de Bernat Soria o Gaspar Zarrías. La presunta implicación de Juan Carlos Martínez, investigado por presuntos cobros irregulares de la empresa Experience Management Group SL, propiedad de su hermano Bienvenido, y que ha acabado con la prometedora carrera política de su mujer, servirá de cortina de humo para no hablar en un acuartelamiento benemérito de enjuagues propios: Asuntos Internos de la Guardia Civil amplía su investigación sobre el 'caso Cuarteles' a un tercer mando -ya hay dos uniformados y dos empresarios imputados-, como parte de las pesquisas sobre las presuntas irregularidades en las adjudicaciones de obras de reforma en 13 comandancias, entre ellas la de Jaén, que lleva a cabo un juzgado de Madrid. Las obras y los cuarteles, una vieja ecuación castrense de la que siempre se derivaban, según la leyenda verde caqui, mordidas y comisiones...
De Gómez a Gómez. En la inauguración del nuevo edificio de Laboratorios de Investigación y Transferencia de la UJA, el consejero José Carlos Gómez Villamandos anunciaba al rector Juan Gómez Ortega que el nuevo modelo de financiación estará listo en mayo: plurianualidad, convergencia, deuda 0 y mucha más colaboración público-privada, es decir, a medio plazo, advierten expertos agoreros, borrascosas condicionalidades. Por ello, el papel de la Plataforma en Defensa de la UJA, pese al ninguneo institucional, se antoja imprescindible. Gómez Ortega, negando la mayor, empezaba a despedirse, el jueves, moderadamente satisfecho. Las cercanas elecciones resolverán el enigma acerca de las 5 precandidaturas a rector/ora, los 5 precandidatos que se postulan -Nicolás Ruiz Reyes, Adoración Mozas, Juan Manuel Rosas, Ignacio Benítez y Encarnación Medina-, así como las alianzas que pudieran darse en segunda vuelta -¿Imaginan al ex gerente frente al delfín? 26 de mayo, último día de campaña de las otras elecciones, en el marco del 30 aniversario de la UJA, su Consejo Social, 22 años de existencia -nadie podría decir lo contrario-, merced al impulso de Francisco Vañó, su presidente, organiza un homenaje cargado de simbolismo: a los rectores y los presidente del Consejo Social que se sucedieron, todos hombres salvo Ana María Quílez, y como conferenciante de lujo, para abrir los ojos acerca de la vital implicación de la empresa y el capital privado en las universidades públicas sostenibles del mañana, una mujer, la segunda gran dama de la banca nacional, consejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa. Ojo avizor, el futuro es bastante más líquido de lo que era y estará estrechamente vinculado al blanco y el verde: la bata blanca de la investigación, transferencia directa de conocimiento al mundo de la empresa, y, en justa correspondencia, el retorno en verde, en pasta gansa, en financiación extra, en términos de interés inversor estable por parte de la iniciativa privada. Pongámosle música, para acabar, a este artículo y tarareen conmigo el estribillo del tema de Drexler: "Cada uno da lo que recibe y luego recibe lo que da, nada es más simple, no hay otra norma, nada se pierde, todo se transforma".