2022, el año en que íbamos a superar tantos miedos, tantas incertidumbres, se nos va sin despejar buena parte de nuestras grandes angustias. Bien es cierto que el fantasma de la Covid-19 con que lo principiábamos se esfumó por las rendijas de la sexta ola y de la última vacuna de refuerzo, dejando atrás en el estante de los medicamentos caducados un sinfín de test de antígenos sin abrir. ¡Que pronto se puede olvidar! Como el hijo mayor, 13 años, del coprotagonista de la obra póstuma de la inolvidable Almudena Grandes 'Todo va a mejorar', publicada un año después de su muerte gracias al arreón final de su alter ego, en un debate escolar telemático en plena pandemia: "¿Qué nos ha enseñado el coronavirus? era la pregunta. La importancia de la sanidad pública, del estado del bienestar, la necesidad de sostenerlo a toda costa, había sido la respuesta, aplaudida con calor". Preocupación latente compartida por profesionales sanitarios y alcaldes en nuestra provincia. 'Campaña política', se defienden desde el PP, ya sea en Andalucía o Madrid. Estratagemas y posverdad: la tinta del calamar. El colapso, la derivación de los pacientes hacia consultas de especialidades e intervenciones quirúrgicas programadas se hace cada vez más compleja y tardía. Quizá la mayor pérdida, la más sangrante, la más dolorosa, la más palpable. Desde los recortes que sucedieron al estallido de la burbuja inmobiliaria, el rescate europeo, los señores de negro, el primer tijeretazo de la Junta griñanista y susanista y la profundización, pozo sin fondo, en la externalización y la pérdida de profesionales, en la saturación de las menguadas plantillas y el hartazgo ciudadano, en la moda extendida -a la fuerza ahorcan- de los seguros de salud privada. Este tiempo de la gripe muestra virulentamente las costuras a punto de estallar de nuestra sanidad pública. Durante 2022 siguieron confirmándose atenuadamente contagios, positivos, hasta hospitalizaciones y muertes, pero la psicosis desapareció, se volatilizó, y por eso volvimos a encontrarnos, a quedar, a coincidir, a concurrir, a apretujarnos, a celebrar el carnaval, la Semana Santa, las romerías, a ir de conciertos, de ferias, de despedidas y bienvenidas, como si no hubiera un mañana y todo se concentrara, se resumiera, se consumiera, en un presente ávido de pasiones y sensaciones atrasadas.
Pero 2022 fue el año de la huelga de
transporte, de los chalecos amarillos en las rotondas y los mercados centrales,
del desabastecimiento y la carestía, y muchas obras en sus primeros meses
tuvieron que pararse por falta de materiales, en tanto proliferaron las
licitaciones públicas desiertas porque los estudios sobre provisiones habían
quedado desfasados, descuadrados, desactualizados. La logística del transporte
y sus mezquindades, el precariado y el pulso sempiterno y desigual entre miserables
y parias. Y se hicieron menos faros en Martos, y Valeo tuvo que ralentizar su
producción haciendo inevitables el ralentí en la cadena y los ERTEs en el Sepe.
Los ERTEs de la pandemia dieron paso a un tiempo de creación de empleo, de
menos paro y más derechos, aunque el precariado supiera cobijarse en la
urgencia de los que más necesitan trabajar a cualquier precio. Los precios, sí,
los precios de 2022 a lomos de una inflación que España contuvo mejor que la
mayor parte de la Eurozona. Así, 2022: el año de la subida
disparada/disparatada de las materias primas, de las tarifas energéticas -la
luz, el gas- y de los carburantes -20 cts. de descuento a cargo del Gobierno-,
favoreciendo el boom en la instalación de placas solares, con listas de espera
kilométricas. 2022 fue el año de los especuladores, de los rentistas, de los
carteristas de guante blanco, de los bancos y los oligopolios de la energía, y
de la guerra, por descontado, de la maldita guerra de Ucrania. Dijimos por
enésima vez 'No a la guerra', de una manera clara, rotunda, decidida, pero no
sirvió otra vez de nada. La solidaridad jiennense con el pueblo ucraniano, en
un primer momento, creció exponencialmente, bits por segundo, haciendo correr
convoyes humanitarios hacia la frontera polaca a la velocidad de la pólvora y,
pasados unos meses, del olvido. "Tristes guerras si no es amor la
empresa". 80 aniversario de la muerte de Miguel Hernández, el
poeta alicantino que puso letra a nuestro himno, el de la provincia de su
mujer, Josefina Manresa, una paisana
de Quesada, la tierra de los aceituneros.
La guerra disparó los precios, todos los precios, especialmente los del aceite de girasol, girasoles ciegos sin cosecha de pipas proveniente del frente bélico y, comoquiera que el aceite de oliva español, gracias a una cosecha mediana, baja en el resto de países productores, elevó su cotización en los mercados hasta estabilizar precios en origen en niveles de dignidad y rentabilidad -un kilo de aove, a 4, 5 y hasta 6 euros-, los olivareros sonrieron satisfechos al ver sus liquidaciones en la cooperativa, pese a la falta de lluvias. La sequía fue el gran mal de 2022, el gran azote bíblico, como las plagas de Egipto, una tras otra, en una provincia tan dependiente aún del sector primario, en el marco de un annus horribilis climatológico: temperaturas altísimas, verano ensanchadísimo. Tierra seca, agrietada, cambio climático a dentelladas. 2022, malos augurios sobre la inminente PAC, efectiva a partir de 2023. Movilizaciones del campo, otrora interrumpidas por la pandemia. La puntilla, que previamente al coronavirus eran los precios bajos del producto, ahora son los costes energéticos, los precios de los fertilizantes y los fitosanitarios, las políticas hidraúlicas, medioambientales y faunísticas. La caza y los tiros con tintes políticos. Los perros para la caza, finalmente, vía enmienda, son excluidos de la nueva ley estatal de protección, derechos y bienestar de los animales. El mundo rural de Jaén, también, tractor, escopeta y perro, agua y subvención. En la batalla entablada sobre la PAC, el ministro Luis Planas intentó tranquilizar al olivar tradicional avanzando una ayuda acoplada, en plata, infradotada. La clave del malestar continuará residiendo, no obstante, en la rebaja del pago básico en las comarcas oleícolas más productivas, como La Loma, que son las que han venido percibiendo más, al unificarse y promediar en la nueva PAC con otros territorios con menores rendimientos, así como la compleja aplicación del complemento ideado para el nuevo marco 2023-2027, los ecoesquemas. En todo caso, ningún propietario con derechos cobrará anualmente más de 100.000 euros de subvención.
2022, elecciones andaluzas, el triunfo aplastante del PP de Juanma Moreno, la fagocitación del socio minoritario de gobierno, Cs de Juan Marín, su absorción por etapas, el pez grande se comió al pequeño; el frenazo a Vox, que se las prometía felices y acabó maldigiriendo cómo su candidata a la presidencia de la Junta, Macarena Olona, abandonaba el partido; el tropiezo barruntado de la alternativa socialista liderada por Juan Espadas, incapaz de trascender al cliché de ser un producto genuino del aparato; y la fragmentación de la izquierda, a la izquierda del PSOE, lo que se tradujo en la reducción drástica de su representación parlamentaria. El grado de Medicina, una de las grandes alegrías del año, desagravio solventado respecto a Almería, la amenaza encarnada por el consejero Rogelio Velasco, amortizada, se implantó desde septiembre en la UJA. En 2022, obras son amores, hecho insólito a la altura de lo que supuso abril de 2009 en el trazado jiennense de la Autovía del Olivar, se concluyeron las obras de dos tramos de la A-32, desde Torreperogil hasta Villanueva del Arzobispo, pasando por Villacarrillo. Moreno Bonilla celebró en febrero su segundo consejo de gobierno en la provincia, en Linares, donde redondeó una cifra histórica, virtual y fantasiosa, de inversión en la provincia de Jaén desde que preside la Junta: 1.700 millones de euros, aunque no le creyera, fuera de la clá de obediencia debida, ni el que asó la manteca. 2022, año par, sin Expoliva, pues, ni grandes alegrías institucionales, constituyó un soberano brindis al sol, sol cegador, sol inclemente, sol de vuelta a las playas y menos turismo de interior por parte de los propios jiennenses, por más que no nos faltasen los forasteros, subiendo en número de extranjeros en una Jaén que permanece anclada a la cola del turismo andaluz. No faltaron en 2022 apologías y apologetas, cortinas de humo y algún que otro canto de sirena. Jaén, en 2022, vendió boleto de ida y vuelta, como en 'Las pequeñas cosas' de Serrat, que pasó por la provincia, Festmuve-Úbeda, en su gira despedida, y continuó viendo el tren a lo lejos, lejos de los corredores europeos de progreso y modernización.
En el Mundial de Qatar caímos en octavos y, en vísperas del macropuente de la Constitución-Inmaculada, el presidente Pedro Sánchez arribó a Jaén a fin de desagraviar el fiasco Colce, 22 meses después, con el anuncio del Cetedex, un centro de experimentación y desarrollo dependiente del Inta, Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial. 220 millones de euros de inversión pública en seis años y, en potencia, proyecto tractor, mucho empleo si la hoja de ruta no se tuerce, que no tiene por qué torcerse ni dejar de hacerlo como ya sucediera más de cuatro veces en Jaén con las cosas que caen del cielo. "¿Y por qué no Jaén?". Impugnar aquella vieja máxima que concentraba las inversiones, ahondando en los desequilibrios territoriales. A la conclusión de la convincente puesta en escena, como acostumbra a pasar en el contexto del reduccionismo partidario, a partir de protocolos que no superan en su fase preliminar la categoría de mera declaración de intenciones, la oposición política y digital abrió el resquicio a la duda y el cuestionamiento ante la imposibilidad de congratularse del cualquier logro del adversario a sólo seis meses de las elecciones municipales. El tiempo dará y quitará razones. A bote pronto, el PSOE gobernante en el Ayuntamiento de Jaén retiró las dos demandas judiciales presentadas por la afrenta Colce. No puedes sostener litigios, justificaba el alcalde, Julio Millán, contra quienes ya compartes el empeño de nuevos proyectos. Las concreciones temporales y contractuales de Cetedex, vía Inta, que serán futuro y porvenir del Nuevo Jaén, polígono industrial y otras geometrías empresariales variables, en apenas unas semanas. Para marzo se aplaza el estreno de la segunda fase del centro comercial 'Jaén Plaza' y para bastante después de los comicios locales, la resurrección del tan traído y llevado tranvía llamado deseo del quiero y no puedo. La batalla política de 2022 en Jaén, desde luego, encumbró al popular Juan Bravo, nº 1 del PP de Jaén al Parlamento andaluz, camino de Génova 13, pero sus compromisos personalísimos siendo consejero de la Junta a favor del despegue económico de la provincia -Colce, Iti, sociedad público-privada de financiación de proyectos empresariales...-, a la hora de la verdad, sólo papel mojado. En el PP de Jaén, primera fuerza electoral del 19-J, con Juanele en las alturas, la iconografía no admite internamente más que unanimidades. Lina García, flamante consejera de Salud, autoproclamada baronesa territorial de los populares de Jaén, secundada por el disciplinado Erik Domínguez, casadista del primer advenimiento, morenobonillista converso. Domínguez se erigió, mediante twitterías repetidas, en el principal fustigador de Paco Reyes, mandamás en la casuística-psoística provinciana, reclamándole poltrona y bmw oficiales, emulando así el soniquete de sus mayores con el falcon de Pedro Sánchez que antes usaran, menos pero igual, Rajoy, Zapatero, Aznar y hasta González. La lucha final del próximo mes de mayo por la alcaldía capitalina y la Diputación provincial remarca la inquebrantable unidad de destino de las dos parejas enfrentadas, hoy por hoy, a cara de perro: Paco-Julio vs. José Agustín-Erik. El presidente del PP jiennense, que ya le ha pedido un cara a cara a Paco Reyes, bisbisean en su entorno, no descarta formar parte de la candidatura popular de la ciudad de Jaén. Imaginen, por este orden: José Agustín González Romo, Mónica Moreno (ex Cs), Erik Domínguez, Elena González, Francisco Joaquín Martínez Garvín... Mociones de censura y enmiendas a la totalidad. Consumada en vísperas de Reyes Magos la moción de censura de Begíjar. El gobierno del PSOE cayó ante la inopinada pirueta de la única concejal de IU. En Linares, en cambio, adondequiera que vayas las dan y las toman, el PSOE de Javier Perales pergeñó el golpe de timón junto a IU y Cilu, sorteando distintas argucias dilatorias en tribunales, consumándolo el 5 de julio. Agrio debate en el Congreso sobre la reforma del Código Penal a propósito los delitos de sedición y malversación, con destacado papel en el bando progubernamental del diputado jiennense Felipe Sicilia, auténtico superviviente tras la retirada de su mentora, Adriana Lastra. El irresoluble problema catalán y ese encanallamiento político que no conoce límites, pero que afortunadamente no alcanza a todo el mundo. "Mientras la polarización ideológica seguía desgarrando las instituciones, la desconfianza de la ciudadanía respecto a la política no había parado de crecer, incentivando el desprestigio de la democracia misma". Todo va a mejorar.
Sin duda, la gran noticia del fin de año, antes incluso de la lotería y santa Claus, llegó con la generosa lluvia que cayó en poco más de una semana, alivio de luto: 150-200-250 litros por metro cuadrado hasta conseguir que las reservas de nuestros pantanos pasaran del 16 al 22 por ciento en un visto y no visto. La esperanza renacida en que, a este paso, la campaña oleícola 2023-2024 alcance a ser buena, decente, al menos mediana, y los dientes de sierra de la globalización económica y los fondos de inversión no nos obliguen a cortar más olivar tradicional a la mayor gloria de un intensivismo/superintensivismo al que no le importa que la variedad picual termine siendo residual mientras el seto y la ultramecanización garanticen sobradamente la rentabilidad comercial a sólo 2 euros el kilo de aceite de oliva. De la distopía por la pandemia de coronavirus y por la pertinaz sequía a una gama ilusionante de verdes para el año nuevo: verde esperanza, verde aceituna, verde vida, verde suerte, verde que te quiero verde, verde viento, verde ramas, verde para volver a empezar sin mirar atrás. Todo va a mejorar.