Tras treinta años sin vernos, en algunos de los casos, una veintena de amigos nos reencontramos en Cañada Morales, una de las aldeas que salpica la Sierra de Segura, en el término municipal de Hornos. Amigos de la infancia, de los veranos interminables, venidos de Huelva, Sevilla, Barcelona, Madrid o Londres. “Te despertaste en la ‘city’ para acostarte en la España despoblada”, le comentaba a Jaime.
Más de 100 núcleos poblacionales salpican la comarca. Aldeas que todavía guardan vida; otras han quedado, si no todavía en el olvido, sí huérfanas de la misma, abandonadas, en ruinas y expoliadas. Una imagen similar pude contemplar en primera persona en una reciente visita a la Ribeira Sacra, en la provincia gallega de Ourense. Dos zonas opuestas geográficamente, pero cercanas en sangría poblacional.
Jaén pierde población, sobre todo las localidades menores de 500 habitantes, tal y como lo refleja la última revisión del padrón municipal, según el cual por primera vez la provincia baja de los 620.000 en la serie de datos del Instituto Nacional de Estadística, desde que se iniciara en 1996.
En este sentido, Cruz Roja ya alertaba en un informe post pandemia (de la que se cumplen ahora 5 años y parece que fue ayer) del sufrimiento de las zonas rurales de la España vaciada, por el envejecimiento de su población, sin relevo generacional, y la ausencia de servicios básicos, entiéndase por los mismos educación, sanidad, comercio, administración, infraestructuras…
Por su parte, la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia apunta como requisitos necesarios para evitar un mayor vaciamiento de las áreas con riesgo de despoblación garantizar los servicios públicos y mejorar las condiciones de vida de vecinos y vecinas, ofreciendo más y mejores oportunidades económicas y laborales.
En el caso de la provincia de Jaén, esto se traduciría en una necesaria mejora de las comunicaciones, continuar la apuesta decidida como destino turístico gastronómico y de naturaleza, aprovechar su localización estratégica desde el punto de vista de la logística y subirse al carro de las nuevas tecnologías capitaneadas por la IA para, desde el conocimiento, generar nichos de empleo. Las varitas mágicas no existen, voluntad debe haber mucha.