Mediodía en la provincia de Jaén

Paco Rosa

Día de Todos los Santos

La opinión de Paco Rosa


Se aproxima el Día de Todos los Santos, última festividad nacional antes de Día de la Constitución y la Inmaculada en diciembre. Y digo Día de Todos los Santos, porque para mí es la fiesta que sirve para recordar a los que ya no están con nosotros, frente al carnaval de Halloween exportado de otras culturas anglosajonas y que cada vez más adeptos gana en España.

Recuerdo ir de pequeño con mi madre a ‘arreglar’ los nichos de los familiares, así como con mis padres realizar una especie de tour por el propio cementerio. Una visita que tenía mucho de recogimiento y de recuerdo no solo para familiares desaparecidos, sino para aquellos del pueblo que se fueron. Con parada incluida en la fosa común que a día de hoy sigue estando y que nos recuerda los desastres de la Guerra Civil y su postguerra tan cruenta.



Volviendo al Día de Todos los Santos, me gustaría reivindicar las tradiciones alrededor de este día. Unas fechas en las que las flores de floristerías y puestos callejeros solo tienen unos destinatarios, precisamente los que ya no están. Unos días para disfrutar también de las castañas asadas, de los buñuelos de viento, de los huesos de santo o de las gachas, que en otros tiempos eran utilizadas para tapar las cerraduras de las casas. Y leer el Tenorio. Recuerdo ver alguna escena en blanco y negro en el viejo televisor que teníamos en casa. En la provincia hay diversas tradiciones, como la celebración de la novena de las Ánimas en Ibros o algunos municipios de Mágina, donde también se suelen colocar lámparas de aceite con ‘mariposas’. U otros ritos ligados a la santería como la visita a la tumba del Santo Custodio en Noalejo (en la zona conocida como Hoya del Salobral) o las procesiones de ánimas que se hacían en las zonas más serranas de la provincia.

Me quedo con este Día de Todos los Santos. Con el recuerdo a nuestros difuntos, con los que compartimos muchos momentos y ya no están, o ni llegamos a conocer, pero nos han llegado hasta nosotros sus historias. Aunque si hay que apuntarse en la noche del 31 de octubre a alguna fiesta de Halloween, tampoco voy a decir que no.