El proyecto de Presupuestos Generales del Estado, recién presentados, consolida la política económica del Gobierno de España, basada en proteger la actividad y la renta de las familias y las personas vulnerables en estos tiempos de crisis e incertidumbre. Se plasma el mayor gasto social de la historia, con incrementos de pensiones, ingreso mínimo vital, dependencia y ayudas personales en proporciones nunca conocidas, que se suman al incremento del salario mínimo interprofesional en un cuarenta por ciento en los últimos años.
Al mismo tiempo, con los Fondos Europeos, la inversión pública alcanza niveles de record y las transferencias a comunidades autónomas se incrementan en un 24%, ya en la Pandemia se instrumentaron los ERTES y los créditos a empresas y ahora con la inflación generalizada en el mundo, se adopta varias medidas como la gratuidad en el transporte público y el tope mayorista al gas (la llamada Excepción Ibérica).
Es una política que protege la producción, de hecho hace subir la recaudación fiscal y modera poco a poco la inflación, o sea, es justa y eficaz porque beneficia a la mayoría social. En mayor o menor medida casi todos los países europeos están adoptando políticas similares.
El Partido Popular ha rechazado de plano todas las medidas del gobierno y, con anteojeras económicas da su falaz alternativa, que es la Bajada de Impuestos, sea cual sea la coyuntura económica. Lo empezó Moreno Bonilla suprimiendo el Impuesto de Patrimonio al 0,02% de los andaluces más pudientes. Claro, no explica qué pasa con los servicios públicos.
Que es una política errónea, lo han demostrado los últimos acontecimientos en el Reino Unido: El Gobierno Inglés anuncia la reducción fiscal generalizada, se desploma la libra, hay pánico en los mercados financieros y de bienes, cesa el ministro de economía y en cuarenta y cinco días Liz Truss se convierte en la Premier más fugaz de la historia de Gran Bretaña.
¿Han aprendido algo los Ayuso, Aznar, Feijóo o Bonilla, que hace unos días aplaudían ese torpe, fanático y desquiciado programa económico?. ¿Se desprenderán de sus anteojeras económicas o proseguirán en ese delirio neoliberal?. Conviene no engañarse.