El pasado ocho de octubre tuve la ocasión de participar en el II Encuentro de escritores por Jaén, un evento organizado con acierto por el editor Pedro Molino, que, desde mi punto de vista, tuvo un eco insuficiente. Asistieron algunas decenas de autores y autoras jiennenses que apuestan por acercarse y acercarnos a la realidad, desde el hecho literario. En el encuentro se abordaron temas como el papel de la cultura en el desarrollo de la provincia o el de la literatura en la sociedad actual; temas como el de la lectura y la escritura en esta Jaén del siglo XXI y la influencia que la IA pueda tener sobre ambas.
Leer para aprehender. Sumergirse en la literatura para conocerse y entender al ser humano y al mundo que habitamos. En resumidas cuentas, el conocimiento como antídoto para esta sociedad de la posverdad, donde se ensalza la mentira, donde la palabra se prostituye y los conceptos se degradan. Vivimos una especie de neomedievalismo, donde el desarrollo tecnológico parece ir en contra del desarrollo humano, del pensamiento racional. Negacionistas, terraplanistas, creacionistas han desembarcado. Todo ello, ante la pasividad de una población mayoritariamente enajenada, cada vez más cercana a aquel Mundo Feliz de Aldous Huxley, ya que de literatura hablamos.
Leer para conocer. Leer para saber. Los resultados de esta competencia en el último informe PISA se pueden considerar malos para España y pésimos para Andalucía, donde nuestra provincia sigue estando en el furgón de cola. Como decía un buen amigo mío, para esto no necesitamos que nos gobierne nadie.
A lo peor es que lectura y desarrollo correlacionan y nuestra provincia es un buen ejemplo de ello.