Las ciudades medias andaluzas, Úbeda entre ellas, han disfrutado, unas más y otras menos, de una etapa de prosperidad durante las últimas décadas, y tras la interminable crisis migratoria que sufrieron a partir de los años cincuenta del pasado siglo.
Ahora, todos los datos demográficos, nos indican que nos asomamos a una nueva crisis, si es que no estamos ya en ella. Si hace setenta años la principal causa de la regresión demográfica fue una emigración desbordada, hoy lo es el crecimiento vegetativo negativo, motivado por el envejecimiento de la población y la consiguiente caída de la natalidad.
Es una característica prácticamente generalizada que afecta a la casi totalidad de las ciudades andaluzas del interior del territorio, por lo general, cabeceras de comarca. Si ello es así quiere decir que el problema es muy muy profundo y de difícil solución. Ejercer de cabecera administrativa y comercial no es ya suficiente. Toca, pues, reinventarse. Y no va a ser fácil. Retener a los jóvenes ante el creciente atractivo que ejercen sobre ellos las grandes urbes, supone una tarea complicada que requiere de políticas imaginativas y audaces. Adecuar el mercado laboral, favorecer el acceso a la vivienda y dar respuesta a la demanda cultural y de ocio, se nos antojan los tres ejes sobre los que deberían girar las actuaciones de las Administraciones Locales de esos municipios.
Una de ellas, podría ser el diseño y ejecución de un ambicioso Plan para la adquisición, por parte de los ayuntamientos, de viviendas y terrenos en los cascos antiguos que, tras su rehabilitación, volverían al mercado, en venta o en alquiler, a precios tasados.
Se solucionaría así el acceso a la vivienda de los jóvenes a la vez que se recuperaría para la ciudades ese gran patrimonio que suponen los cascos antiguos que, en no pocos casos, se encuentran degradados y deshabitados.
DAVID AVILÉS PASCUAL. Presidente de ARUME.
