Cuando escucho que van a volver a invertir cientos de millones de euros para reducir el tiempo del desplazamiento en AVE entre Madrid y Barcelona, y que éste será de nuevo el principal objetivo y proyecto del Gobierno de España en materia ferroviaria, uno ya no sabe cómo quitarse las ganas de cometer una barbaridad.
Más de tres cuartas partes de las vías e infraestructuras del tren en España, incluidas por supuesto las de la provincia de Jaén, siguen abandonadas por completo y en estado ruinoso, donde se gastan los euros con cuentagotas. Millones de españoles, entre ellos los cerca de 700.000 jiennenses, han visto desaparecer, sin lógica, ni razón, ni justicia, ni legitimidad, ni incluso legalidad alguna, miles de medios de transporte públicos fundamentales para su vida diaria, como para ir al trabajo, a un hospital o a la escuela.
Y lo único que les preocupa a nuestros gobernantes y a la mayoría de los políticos es que se ahorren unos minutos en un desplazamiento que ya se ha conseguido reducir a menos de la mitad durante los últimos años. Inadmisible, vergonzoso, delictivo…, como ustedes quieran.
Tenía que caérseles la cara de vergüenza a todos los que toman estas decisiones, porque impiden que millones de personas mayores, niños o trabajadores puedan tomar su tren o autobús de siempre, para ser atendidos por un médico, ir a la escuela o llegar a su puesto de empleo. A cambio de que unos pocos ejecutivos, directores de bancos, magnates o miembros de consejos de administración de fondos de inversión y de otras grandes sociedades financieras, tarden menos en llegar a sus casas o a sus despachos.
Este gravísimo delito es mayor aún porque el dinero utilizado para ello es de todos. ¿Dónde está ese teórico carácter igualitario y de ayuda a los que menos tienen de nuestro sistema socioeconómico, que se vanagloria de ser democrático y solidario? ¿Ésta es su forma de ayudar a los habitantes del medio rural, como tanto repiten a bombo y platillo en sus hipócritas campañas de publicidad?
Impedir que los habitantes de los pueblos puedan viajar en trenes o autobús, y por ello tengan que hacerlo en coche, con el aumento de la contaminación que eso conlleva, ¿es también cuidar el medio ambiente y luchar contra el cambio climático? Falaz propaganda.
Y toda esta barbaridad no acaba aquí. Seguro que, cuando de nuestras arcas públicas, se hayan gastado millones y millones de euros para mejorar de nuevo el AVE entre Madrid y Barcelona, alquilarán otra vez esta línea ferroviaria por ‘dos pesetas’, como han hecho ya con las demás, para que por ella puedan circular trenes de empresas privadas, que volverán a sacar una grandísima rentabilidad a esta infraestructura, donde no han puesto ni un duro. Tremendo. Y no quiero seguir más.