Ante los problemas económicos de España, actuales y futuros, los análisis políticos caen en dogmas y lugares comunes enfrentados a la realidad. Son muchos los asuntos de preocupación: la inflación y la pérdida de poder adquisitivo, los bajos salarios y el paro estructural, el desempleo juvenil y la economía sumergida, etc. Pero por debajo subyace el desmantelamiento de nuestro modelo productivo, sustituido a raíz de la entrada en la UE por otro totalmente dependiente, terciarizado y precario, lo que afecta a trabajadores, autónomos y pequeños empresarios. Quizás nunca debimos entrar en la UE, dada nuestra debilidad y la ausencia de planificación (aceptamos todas las condiciones, sin poner ninguna) pero, a estas alturas, tiene difícil solución.
Sin embargo, no aparecen soluciones factibles. Por ejemplo, es ampliamente compartido que el futuro del país pasa, si o si, por los impuestos. La política fiscal es el mantra recurrente cuando no existen propuestas, como si los cambios impositivos pudieran arreglar mágicamente todos los problemas. Se obvian cuestiones estructurales como el deficiente y desequilibrado modelo productivo, la pobre estructura empresarial, la desindustrialización y la terciarización de la economía.
La propuesta económica de la derecha se reduce a "rebajar la asfixia fiscal", algo simplista porque cualquiera quiere pagar menos. Sin embargo, estos discursos populistas nunca dicen a quien se dirige la revolución fiscal, si son impuestos indirectos o directos. En este relato libertario la magia del mercado actuará tras la rebaja fiscal arreglando los problemas, sin saber cómo ni por qué. Se trata de una mentira por lo que ni lo han hecho ni lo harán nunca.
Para la izquierda la solución es subir los impuestos a los ricos. Siendo cierto que la presión fiscal en España es un 6% menor a la media de la UE, este margen no arreglará los problemas, ya que los bajos salarios y la desigualdad no dependen únicamente de la fiscalidad. La desigualdad en España aparece previamente a la redistribución del Estado, por lo que sólo cambiando el modelo productivo, modificando la estructura del trabajo y las empresas, se arreglaría la desigualdad de nuestra economía.
La desigualdad, el verdadero problema social, aumenta y afectará a amplios sectores del país. No valen soluciones mágicas ya que los beneficios a aumentar no son los de accionistas e inversores sino los de trabajadores y empresas que necesitan seguridad e igualdad para lograr una vida más digna.
Manuel Montejo
Sobre nuestras piedras lunaresSólo soluciones mágicas
Ante los problemas económicos de España, actuales y futuros, los análisis políticos caen en dogmas y lugares comunes enfrentados a la realidad...