Detrás de la columna

Juan Manuel Arévalo Badía

Diciembre negro

Créanme si les digo que el mes de diciembre me estaba pareciendo interminable. Ni siquiera las lluvias que han regado los secos campos han conseguido mitigar un

 Diciembre negro

Foto: EXTRA JAÉN

Patriarcado.

Créanme si les digo que el mes de diciembre me estaba pareciendo interminable. Ni siquiera las lluvias que han regado los secos campos han conseguido mitigar una sensación de desasosiego al más puro estilo de Pessoa. Abonados a la obligada nominación de fechas en inglés, como el Black Friday, el color negro se ha prolongado durante todo el mes de Diciembre. Me produce tremor y temblor la propagación de otro virus contra el que no existe más vacuna que la educación y la reeducación. Las últimas cifras estadísticas nos muestran que el 20% de los hombres asumen el rol machista y desigual frente a la mujer. Esas cifras aumentan entre los varones de entre 15 y 20 años al 21%, es decir parte de los que conducirán a la sociedad en el futuro. ¿Quiere decir que el resto por porcentaje, forman parte del colectivo defensor del papel de la igualdad femenina y están en contra de actitudes machistas y patriarcales? Lo dudo. La realidad es terca, cuando además desde una parte de la sociedad se está alentando el odio hacia quien piensa diferente. Es la causa que definía a un hereje, según los obispos que Prisco relata a Libanio en la obra “Juliano el Apóstata”. Esta mezcla de desigualdad y odio han convertido a Diciembre en el mes negro por antonomasia. Trece mujeres víctimas de la violencia machista, de manos de hombres. Mientras, en el templo de la democracia, las facciones de la ultraderecha airean la teoría por la que la violencia no tiene género. Aquejados de esa especie de “ceguera blanca” de la que nos hablaba Saramago (Ciegos, que viendo, no ven), la contagian con extrema celeridad, ayudados por su asociación política con la otra derecha. Y la plasman en leyes para fabricar una mentira creyendo que legitimándola llegarán a convertirla en verdad. Leyes escritas con sangre. Padres de la barbarie. Refugio del patriarcado. Consuelo de la sociedad rancia. Torré de la sinrazón; así se podría construir la moderna letanía de una religión machista que no acaba de pudrirse. Una sociedad menos desigual es una sociedad más libre, con una democracia empoderada en sus valores, pero no olvidemos que sin igualdad no hay democracia. Cincuenta mujeres asesinadas a manos de hombres en doce meses, más las victimas vicarias, en lo que ellos han denominado “violencia doméstica”. La utilización del lenguaje no es gratuita ya que doméstico tiene como sinónimo: sirviente, criado, asistente, mozo. Pongan los equivalentes en femenino y practiquen la semántica encanallada y cínica. Me crean o no, escuchen a Cicerón: nada es más vergonzoso que aprobar la mentira y tomarla por verdad.