Hay fechas indubitadas, señaladas en el calendario por algún motivo que las define sólo y exclusivamente por ese evento. Un ejemplo fácil de entender es el 22 de Diciembre, día asignado para la realización del sorteo de lotería de Navidad. Si a usted le hablan de cualquier otra cosa para ese día, automáticamente será separado como el aceite lo hace del agua. Lo normal en esta ocasión es que usted compre el décimo en el despacho de apuestas más cercano. Porque le cae bien la persona que le ofrece el boleto, o porque está en la puerta de al lado de su casa. No viene el Director General de Loterías ni el de Andalucía a venderle la suerte, un dato curioso para empezar. El 28 de mayo en Jaén, tocan las elecciones para decidir cuál va a ser la política que permita un futuro mejor para nuestra ciudad y ninguna otra cosa debe de opacar el juicio de nuestra voluntad. Introducir para ese día cuestiones de otros ámbitos, esconden intereses que una vez transcurrido el día del plebiscito, demuestran lo superficial y pobre del programa, ocultado tras una niebla que impide ver más allá de la distancia corta. Se trata sencillamente de analizar que pasó hace ocho años, y luego en los cuatro siguientes. Es sencillo, si se prescinde de las vendas que nos impiden ver. Es lo que Saramago en su “Ensayo sobre la ceguera” definía “ciegos que viendo, no ven”. En Jaén hemos perdido muchos trenes y además el tranvía, vendido como la bestia negra del despilfarro, mientras se malversaba en el Palacio de Montemar, y sin embargo en otras ciudades esto del ferrocarril urbano se ofertaba como el futuro ideal para una ciudad limpia, moderna y libre de contaminación. La verdad es que somos los moradores perfectos de la caverna de Platón, creyéndonos que las sombras a las que nos encadenan son las realidades. En Jaén, como los granadinos, se mira con los prismáticos al revés, porque así el horizonte queda lejos, inalcanzable. Suelo escuchar los debates y leer artículos relativos al futuro de mi ciudad de aquellos que aspiran a su gobierno y en ellos prima la referencia del comercio y la hostelería como vía de crecimiento. Volvemos a lo de los prismáticos. Mientras no haya una apuesta clara por el motor de la reindustrialización de Jaén, no habrá crecimiento. El CETEDEX puede ser un revulsivo pero no será suficiente. Consciente de que mi tiempo vital se va acabando, necesito ver que mis hijos y mis nietos, puedan tener un futuro digno en esta ciudad. Para eso hacen falta programas ambiciosos, pero serios. Si alguien pensaba que los mayores de hoy somos conservadores, se equivoca. Hemos visto demasiadas veces los andenes de nuestra estación llenos de gente y a sus pies maletas atadas con la cuerda de la desesperanza.
Juan Manuel Arévalo Badía
Detrás de la columnaLo que toca
En Jaén, como los granadinos, se mira con los prismáticos al revés, porque así el horizonte queda lejos