Bruce Springteen, a sus 73 años, comenzaba el concierto de rock en Barcelona con el tema NOT SURRENDER. La edad no ha sido un impedimento para crear, rompiendo el modelo fabulado por el edadismo para aquellas personas de más de sesenta años o bien a los que el sistema productivo los ha dejado fuera del mundo laboral. Quienes cursamos estudios en el Programa Universitario de la UJA, nos adherimos a la visión de la vejez no como un problema sino como una oportunidad. La Nobel De Medicina Rita Levi Montalcini nos dejaba estas letras en su libro “El as en la manga”: No debemos vivir la vejez recordando el tiempo pasado, sino haciendo planes para el tiempo que nos queda, tanto si es un día, un mes o unos cuantos años, con la esperanza de realizar proyectos no acometidos en épocas anteriores”. Es cierto que este programa universitario colabora a la resocialización de los colectivos de mayores, pero han transcurrido dos décadas desde su inicio y es necesario un nuevo paradigma que responda tanto a la realidad del alumnado que concurre a sus cursos, como a las demandas de este en las diversas disciplinas que ofrece la docencia de la UJA. Nuestra inserción en el mundo universitario responde a la exigencia del más humano de los derechos, que es el derecho a la inteligencia mediante la educación para ser más libres. Pero los modelos tradicionales del envejecimiento activo ya no se adecúan a la expectativa que los grupos de edad demandan para satisfacer la educación permanente, dejando totalmente marginados a las personas mayores, que son su principal activo. Los modernos estudios de andragogía ponen de relieve que la presencia de los mayores en las aulas demandan la colaboración activa de este colectivo participando no solo como educandos sino como educadores dentro y fuera del aula. Cada vez que bajo al campus de Las Lagunillas, me doy cuenta de nuestra invisibilidad dentro de la UJA. El edificio Magisterio al margen de otras utilidades de rentabilidad económica, viene a coincidir en la definición escuchada en un concentración nacional de asociaciones universitarias de mayores: “sensación de un centro de acogida ”universitario” para personas mayores más que de un centro universitario para formación de los mayores a un cierto nivel”. No existe una ósmosis intergeneracional con el resto del alumnado. Desde la asociación de estudiantes mayores de la UJA, AMAG, hemos tenido reunión previa a las elecciones con tres de los cinco candidatos/as para rector/a. Les hemos transmitido con claridad la necesidad de cambios importantes, entre otros, el recuperar a parte del profesorado de gran valía académica, que por su jubilación han dejado de impartir su docencia en nuestro programa. Hemos elaborado un nuevo cuadro curricular de cinco años basado en los programas de las ocho universidades andaluzas para mayores que presentaremos al nuevo equipo. Finalmente, hago eco de las palabras que nuestro compañero del programa de mayores de la UGRA, Rafael Reche escribía en un periódico de tirada regional: “Duele decirlo más que callarlo, pero aun no se ha desvanecido la cicatriz de no tener ni voz ni voto democrático”. Más de setecientos alumnos en Jaén, no votaremos en las elecciones del día 17 de mayo. Mover una coma en estas instituciones monolíticas es tarea de gigantes, pero como nos marca nuestro colega Bruce: We not surrender. Yeahhh.
Juan Manuel Arévalo Badía
Detrás de la columnaNot Surrender
Quienes cursamos estudios en el Programa Universitario de la UJA, nos adherimos a la visión de la vejez no como un problema sino como una oportunidad