Evocar recuerdos felices de la infancia es una inyección de fortaleza emocional. Esta es una de las conclusiones de un estudio publicado en la revista “Health Psychology” y llevado a cabo por los doctores William Chopik y John Eldestein. Supongo que, por este motivo, muchos escritores ambientan sus novelas en la etapa de su niñez. Así, un ejemplo claro es “El Camino” de Miguel Delibes, una obra inolvidable y, sin duda, un libro que marcó mi adolescencia, hizo crecer mi afición por la lectura y, también, que naciera mi necesidad de escribir. Es imposible no esbozar una sonrisa al repasar las bellas páginas que narraban las aventuras y desventuras de unos personajes tan pintorescos como Daniel “el Mochuelo”, Roque “el Moñigo” o Germán “el Tiñoso”. El gran autor vallisoletano dibujó con suma maestría la nostalgia de los primeros años vividos en un ambiente rural y consiguió que nos identificáramos con su mundo pese al frecuente uso de las expresiones locales y las palabras autóctonas.
Las expresiones locales y las palabras autóctonas del pueblo jiennense de Jabalquinto ahora están recogidas con belleza en “Voces de mi pueblo (diccionario de recuerdos)”. Un libro que tiene como objetivo que no se pierda la riqueza lingüística de su localidad repleta, no sólo de términos propios, sino de vocablos más amplios en la geografía. No obstante, el acierto de su creador, el sociólogo Antonio Fernández Ureña, radica en explicar el significado de muchas de esas palabras recordando cómo fueron usadas durante su infancia jabalquinteña. De esta manera, comparte juegos, travesuras, historias y, por supuesto, sentimientos y emociones vividas como hizo Delibes con “El Camino”. Sí, aunque a modo de diccionario, los jienneses de cierta edad os veréis identificados y no podréis evitar una sonrisa mientras se va desglosando este singular vocabulario que da forma y envuelve a nuestra personalidad y a nuestro carácter. “Voces de mi pueblo (diccionario de recuerdos)” está lleno de curiosidades y anécdotas. Lo podéis adquirir por Amazon y se presentará el próximo 1 de abril en el Ayuntamiento de Jabalquinto. Allí, el autor lo dará a conocer junto a la catedrática de literatura española Encarnación Sánchez García que ha sido, además, la encargada de introducirlo con un exquisito prólogo en el que nos habla del “nóstos”, un concepto del que surgió la palabra nostalgia y con el que se conoce a la Odisea, el increíble viaje que padeció Ulises para volver a su patria tras vencer en la guerra de Troya. Sí, desde una libertad absoluta que le ha dado la experiencia, eso es lo que hace Antonio Fernández Ureña al recopilar los términos propios de Jabalquinto: volver a la patria. Tengo la suerte de que, en Madrid, el sabio Antonio ha sido mi formador en mi actual destino dentro de la Administración Pública. Un día, yo no daba abasto ante tanto trabajo y el estrés empezaba a hacer acto de presencia. Por cierto, a esta situación los jabalquinteños la llaman “bregasina”. Él, para colmo, cuando menos lo esperaba se dirigió a mi puesto y me dijo: - “Deja eso que estás haciendo. Tenemos que ir a hacer una cosa muy importante”. Empecé a refunfuñar y a maldecir por dentro pero agaché la cabeza y le seguí. Resulta que, de repente, estábamos en la cafetería y mi formador me distraía a través de una conversación banal que fue evolucionando, con naturalidad, hacia nuestro pasado común en la provincia de Jaén. Nos reímos de cómo los paisanos nos llaman madrileños mientras nosotros seguimos inmersos en esa eterna y paradójica odisea del regreso a un hogar del que nunca nos hemos ido y, así, poco a poco, conseguimos rememorar nuestras raíces y nuestros orígenes. Media hora después, ya de nuevo en mi puesto, el trabajo no era tan farragoso ni complicado porque, como sabéis, evocar recuerdos felices de la infancia es una inyección de fortaleza emocional.