Tal día como hoy, suplicando asistencia médica, hace 80 años, preso en la cárcel de Alicante, murió el poeta del pueblo, Miguel Hernández, autor de los versos que nos sirven de himno a los jiennenses. Recuerdo hace muy poco, el 17 de marzo, en Ifeja, en la clausura del acto central del ‘Día de la Provincia’, la sentida interpretación que hizo la paisana Roko del ‘Aceituneros’, del ‘Andaluces de Jaén’, mientras el auditorio en pie, en respetuoso silencio, sin mover los labios, se imbuía solo del son. “Que mi voz suba a los montes y baje a la tierra y truene, eso pide mi garganta desde ahora y desde siempre”. La poesía de Hernández, para qué vamos a engañarnos, ya no hace ruido, ni molesta ni atormenta a nadie. “Después del amor, la tierra. Después de la tierra, nadie”. Nadie puede apropiarse de un legado universal como el suyo, pero la Diputación de Jaén de Paco Reyes, aprovechando una oportunidad inesperada, quiso arrogarse para la posteridad esa seña de identidad que es de todos y no es de nadie. Como la UJA, actualmente, enmarañada en su discutida financiación pública y la implantación inminente –o no- del grado de Medicina. Las promesas que, en su caso, se podría llevar el viento, viento del pueblo, no son competencia exclusiva del consejero Rogelio Velasco, sino responsabilidad del Ejecutivo de la Junta.
Sucedió de igual modo, en términos de discriminación positiva hacia esta provincia, con el tranvía, con el Colce o, ahora que recobra vigencia informativa a partir de la liquidación definitiva del sueño financiero andaluz que representó Unicaja, con la vergonzosa obsequiosidad del poder político al regalar a la entidad presidida por Braulio Medel en 2009, a cambio de nada, nuestra pequeña y saneada Caja de Jaén. En ese contexto, a efectos prácticos, el compromiso que demuestra el Gobierno andaluz con respecto a esta tierra no cambia. Es como si ningunear a Jaén no tuviera coste, saliera gratis, gobierne quien gobierne. A Jaén hay que darle similar trato preferente, a fondo perdido, sin onerosas contrapartidas, al recibido antes por otros territorios andaluces. Ni más ni menos. Tan recurrente discurso victimista constituye, a pocos meses de nuevas citas con las urnas, el detonante de las réplicas jaeneras de ‘Teruel Existe’ o ‘Soria Ya’. En la presentación del brazo electoral de ‘Jaén Merece Más’, el pasado jueves, a la postre, no acudieron representantes del partido político recién creado por el resto de plataformas ciudadanas, ‘Levanta Jaén’, ni la gente de María Cantos, ‘Siempre Jaén’, que en 2019, copando los primeros puestos de la candidatura de Cs al Ayuntamiento de Jaén, contaba con la decidida complicidad de destacados asistentes al acto del Condestable. Una suma imposible de egos que dificulta sobremanera su visibilidad demoscópica.
Congreso Extraordinario del PP, este fin de semana, en Sevilla. El nuevo líder indiscutido, Alberto Núñez Feijóo, mantiene un vínculo afectivo con la provincia de Jaén gracias a su amistad con el abogado villanovense Manuel Medina González, lo que le ha permitido viajar con frecuencia a la finca Monterilla, Molino de Casilda, en la Cañada de la Fuensanta de Villanueva del Arzobispo. Medina, profeta en su tierra, fundador del bufete internacional Medina-Cuadros, es íntimo de Feijóo desde hace décadas. Entre aromas de azahar, asimismo, Juan Espadas, después de que Moreno Bonilla reivindicase la figura de Clavero Arévalo como padre moderno de la patria andaluza, acaba de relanzar la fundación ‘Alfonso Perales’, designando al ex presidente Rafael Escuredo como máximo responsable de la entidad. Al busto de Clavero que el PP pretende situar en el antiguo hospital de las Cinco Llagas, sede del Parlamento, junto al erigido en memoria a Blas Infante, habría que ir pensando en un tercero, por Escuredo, referente en la defensa de la autonomía andaluza. Tres en lugar de uno. En el PSOE de Jaén, entretanto, donde el proceso congresual se completa con la renovación de los coordinadores comarcales (Cristóbal Rodríguez, Sierra Sur; José María Mercado, Campiña…), todo hace indicar que la paz en Jaén entre continuistas y partidarios del cambio que supuso la reelección por aclamación de Paco Reyes, situando de ‘2’ teórico -0 a la izquierda, en la práctica- al alcalde y secretario local de Marmolejo, Manuel Lozano, es de tal calado que el propio vicesecretario general provincial habría ya renunciado al cargo sin haberse estrenado siquiera de forma efectiva.
Y mientras la ciudadanía multiplica desde cualquier punto de esta tierra su solidaridad con Ucrania, y la inflación sigue disparada a lomos de una crisis energética en cuyo contexto la Plataforma de Transportistas mantiene el pulso con el Gobierno pese al acuerdo con el Comité de Transporte por Carretera y a que la UE reconozca a España y Portugal su condición de ‘isla energética’, excepción ibérica para frenar los precios de la energía, en la ciudad de Jaén continúa coleando el tema del dictamen del Consejo consultivo que anula los convenios de subida de las tarifas del agua de 2006 (siendo alcalde Miguel Sánchez de Alcázar, PP), 2010 (Carmen Peñalver, PSOE) y 2013 (José Enrique Fernández de Moya, PP). Bilis regurgitante de la concesionaria. Las obras de mejora de infraestructuras, ejecutadas por Aqualia, ¿fueron financiadas merced a la revisión de intereses? ¿Qué pasó con el pago y la liquidación (vía convenio) de la deuda del Ayuntamiento a Aqualia en la etapa de gobierno de Peñalver? “¡Cuántos siglos de aceituna, los pies y las manos presos, sol a sol y luna a luna, pesan sobre vuestros huesos!”. El legado, tan presente, de aquel joven poeta de Orihuela, cabrero y escritor, casado con una de Jaén, comprometido y soñador, que nació pobre y murió pobre, abandonado a su suerte, tal día como hoy.
