Estilo olivar

Juan José Almagro

Veintitrés: rojo, impar y falta

La fecha elegida parece un mensaje críptico que encierra una premonición, una más, del Sr. Sánchez

Se cumplió con creces la profecía que nos aseguraba el triunfo del PP en las pasadas elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo, un día lluvioso que pasé a caballo entre Úbeda y Madrid con una profunda tristeza al conocer el fallecimiento en Córdoba de mi amigo el escritor Antonio Gala, uno de los grandes, de los más grandes. El lunes, día 29, con la hermosa voz de Clara Montes recordando alguno de sus poemas, pudimos despedirlo en un sencillo y emocionante acto que, antes de la incineración del cadáver, se celebró en el abarrotado salón de actos de la sede de su Fundación para jóvenes creadores, la gran obra de Antonio, creada hace veinte años y de la que tuve el honor de ser patrono y presidente ejecutivo. Antonio Gala, medalla de oro de las ciudades de Úbeda y de Baeza, que encabezó como presidente de honor la plataforma “Úbeda y Baeza pro patrimonio de la Humanidad” (creada por la Casa de Úbeda en Madrid en 1999 para contribuir al nombramiento de la UNESCO), merece recibir el homenaje de nuestra tierra a la que tanto quiso. Ahora descansa en paz, pero está vivo como inmortal en nuestra memoria, en sus libros, en el recuerdo de su palabra majestuosa y en sus hermosos poemas y, sin él ya saberlo, sigue abrigando nuestro corazón y alimentando nuestra alma. En marzo de 2010, el día en que murió Miguel Delibes llamé a Antonio por teléfono y, al preguntarle que hacía, me dijo: “Estoy releyendo a Delibes. Creo que es el mejor homenaje que puedo hacerle.” Os invito a leer y releer a Antonio Gala. Como él dejó escrito, cuando mandan los sentimientos, las palabras no faltan, sobran…

Esa es la vida, lo que pasa mas allá de la política. Pero no me resisto a reflexionar sobre algo que, curiosamente, leí en Úbeda, donde la alcaldesa Toni Olivares ha hecho historia al conseguir su tercera y consecutiva mayoría absoluta. Decía un periódico que muchos candidatos presumían de no ser políticos de profesión, que eran autodidactos. Y me acordé de lo que nos dice Antonio Machado en su “Juan de Mairena”, un texto imprescindible para la reflexión/educación: “Se dice que vivimos en un país de autodidactos. Autodidacto se llama al que aprende algo sin maestro. Sin maestro, por revelación interior o por reflexión autoinspectiva, pudimos aprender muchas cosas, de las cuales cada día vamos sabiendo menos. En cambio, hemos aprendido mal muchas otras que los maestros nos hubieran enseñado bien. Desconfiad de los autodidactos, sobre todo cuando se jactan de serlo.” La reflexión de Machado es pertinente en plena y nueva época electoral, más después de la sorpresa que ha supuesto la disolución de las Cortes y la convocatoria por el Presidente del Gobierno de elecciones generales para el 23 de julio próximo, en plenas vacaciones.

Muchos todólogos y tertulianos han dicho y escrito que la operación de disolución de las Cámaras es un todo o nada, una apuesta arriesgadísima, y me acuerdo de que en la ruleta el croupier canta en voz alta que el número 23 es rojo, impar y falta. La fecha elegida parece
un mensaje críptico que encierra una premonición, una más, del Sr. Sánchez.