Por vez primera en cuatro décadas de autonomía una potestad exclusiva e intransferible del presidente de la Junta, va camino de convertirse en aquella pieza de los maestros Mostazo y Perelló la ‘Falsa monea’, que de mano en mano va y ninguno se la queda.
Hace meses que la próxima fecha electoral autonómica se ha convertido en objeto central de tácticas y estrategias políticas, también de declaraciones y susurros interesados. Porque nadie puede negar que, cayendo la que está cayendo, es incomprensible que Juanma Moreno Bonilla, con unas encuestas superfavorables que hace y publicita su gobierno, donde casi le dan la mayoría absoluta, no haya disuelto y convocado ya las elecciones. Pues no, todos hablan de fechas menos él (y Juan Marín) que siguen insistiendo que hay que agotar el tiempo legal.
No debe sorprendernos, la política cada día más se ha instalado en una constante labor de agitación y propaganda con las encuestas como un arma ruidosa o mentirosa, más para influir en la opinión del electorado que otra cosa. (Y recuerden: quién encarga la encuesta no siempre la paga) Claro que hay encuestas y encuestas, las que se publican y las de consumo interno, las que para los asesores presidenciales se acercan más a la realidad sociológica en tiempo real.
El fantasma demoscopico de Vox
Anda contando un alto ejecutivo del equipo asesor de Bonilla que son estas últimas encuestas internas las que están marcando el camino del debate interno que ha rebrotado con fuerza hace unos días en el PP andaluz, antes del XX Congreso. No todos parecen estar de acuerdo en el adelanto técnico de unos meses, tesis a la que parece que se oponen en el gobierno. Otra cosa es el partido. La clave está en lo que revelarían las tripas (tendencias) de esos sondeos y que puede resumirse en que semana que pasa, semana que aumenta un electorado radicalizado dispuesto a votar a la derecha extrema en Andalucía que, paradojas de la demoscopia, parece convertirse en el principal adversario electoral del PP andaluz, mayor incluso que el PSOE para los intereses del Estado Mayor del flamante presidente Feijóo. (Por cierto, pronto veremos algún que otro sonoro fichaje de los de Vox repescado en las filas del descontento del PP andaluz, como también veremos el nacimiento de opciones provinciales localistas que algún bocado le darán a los partidos)
Recuerden el inminente escenario y háganse idea de la campaña que se nos viene encima: Juanma Moreno, Juan Espadas y Macarena Olona en el cuerpo a cuerpo político y mediático. Junto a ellos, en segundo plano y en sus respectivos botes salvavidas, los restos recompuestos de aquellas formaciones, a izquierda (UP) y derecha (Cs) que tantas ilusiones llegaron a despertar en los años prepandémicos.
Bonilla acordará con Feijóo las autonómicas
Es lógico pensar que una decisión trascendental de este tipo el presidente de la Junta, aunque lo diga el Estatuto, no quiera tomarla solo sin calibrar y sondear a distintos niveles en su propia formación. Máxime cuando la nueva dirección del PP, con Alberto Núñez Feijóo al frente, es la que él ha deseado desde hace años, antes incluso de la irrupción de Pablo Casado. Por vez primera Bonilla tiene las manos libres para hacer y deshacer en el PP de Andalucía lo que le venga en gana. Eso y algo más como se explicará más adelante.
Parece evidente que los dos presidentes, el del PP Feijóo y el de la Junta Bonilla, serán quienes decidan finalmente el momento de abrir oficialmente la campaña andaluza, o lo que es lo mismo, el que se presume como laboratorio de las elecciones generales. Cabe preguntarse cuál es el escenario electoral que más pueda interesar a Genova 13 y, lo más importante, si coincidirán esos intereses con los de San Telmo.
Ha sido el exalcalde de Córdoba José Antonio Nieto, actual portavoz parlamentario del PP andaluz y Secretario de Estado del ministro del Interior Juan Ignacio Zoido el 1 de octubre de 2017, el que ha mencionado una amplia horquilla que, quitando Julio y Agosto, deja como base probable el mes de junio para ir a urnas. Nieto sabe como portavoz en el Parlamento que la legislatura ha terminado, que mantener por más tiempo el teatrillo de las Cinco Llagas sin actividad parlamentaria de utilidad para la sociedad, es una especie de lujo innecesario al tiempo que una estafa a la ciudadanía que pagará a precio de oro una institución convertida durante meses en un plató para debates electorales.
Sí, lo sucedido en Castilla León, con Vox durmiendo en la misma cama gubernamental que el PP, fruto de la herencia del casadismo, debe tener muy inquietos al nuevo equipo de Feijóo que comprueban preocupados como sus camaradas europeos no entienden (ni aceptan) la política de ayudar a incubar el huevo de la serpiente de la extrema derecha en España.
Juanma, ganador del XX Congreso
Decía que Juanma Moreno ya no tiene excusas. Nunca un candidato a la Junta de Andalucía, ya fuese del PSOE o del PP, tuvo en sus manos tanto poder político real e influencia en su partido y, lo más importante, tanta capacidad de maniobra para decidir desde lo más alto.
Porque lo primero que hay que dejar sentado es que Moreno Bonilla, un dirigente desconocido hace cuatro años, ha sido el gran vencedor de este XX congreso nacional del PP y en parte paciente muñidor desde la Capitanía sevillana de una delicada operación quirúrgica culminada con Pablo Casado de cuerpo presente, fuera de la política y sus leales en las Ucis. El eje gallego-andaluz ha asumido el control de la organización.
Pero por mucho que Alberto Núñez Feijóo haya hablado en gallego y presumido con orgullo de la comunidad que preside, este congreso deja muy claro que el PP Andalucía pesa asumiendo el poder en las cocinas de Génova 13 y parece que decidido a ejercerlo.
Esto es histórico, no pasaba desde el inesperado aterrizaje en Madrid del clan andaluz con Antonio Hernández Mancha, flanqueado por José Ramón del Rio y Miguel Arias Cañete, de cuando la sede del PP se la tenían alquilada a Manolo Ruiz de Lopera.
El irresistible ascenso de Bendodo
Elías Bendodo estaba predestinado en esta etapa a ser el número dos del partido como Secretario General, hipótesis barajada, rumoreada y filtrada ampliamente dentro del partido en Andalucia, aunque oportunamente desmentida por los intervinientes afectados. Fuentes populares creen que fue el propio Juanma Moreno quien, bajo ningún concepto, estaba dispuesto a prescindir de Bendodo a las puertas de unas elecciones autonómicas decisivas para él y para el PP-A como las que llegan. Y si hay una medalla laureada que destaca en la guerrera de Bendodo es la que hace referencia al manejo y control de una millonada anual en concepto de publicidad institucional en los medios de comunicación. Nunca existió tan poco combate contra el poder en las trincheras del periodismo andaluz como ahora, salvo puntuales y contadas excepciones. El secreto es que reparten a casi todos, claro que a los amigos más que a los que no lo son, pero Bendodo reparte y hace el mismo milagro que Chaves hizo con los Eres: se compra paz frente al porculeo. En este caso se compra la paz mediática frente a las críticas al gobierno. El modelo publinformación de Canal Sur se extiende por doquier. La crisis general y en particular la del mercado publicitario convencional está provocando que el gobierno andaluz - con el ok diario personal del consejero de Presidencia- pague las nóminas de muchos trabajadores de medios de comunicación andaluces gracias a la inversión publicitaria institucional.
Sin olvidar otro aspecto importante, el respeto (miedo reverencial para algunos) que levanta el poder que ha acumulado Bendodo - parecido al que desplegó Gaspar Zarrías en el PSOE- sobre las organizaciones provinciales del partido convertidas, en palabra de un expresidente, en «franquicias de las baronías regionales». Por esas razones fundamentales Bendodo no puede saltar del barco cuando Juanma se la juega de verdad por vez primera; lo de 2018 fue comprar un décimo de Lotería que para Bonilla resultó que era el gordo de diciembre de 2018.
Coordinador General del PP o número tres del PP
Y es cuando piensan en una vieja solución interesante para los intereses sureños, la de rescatar la figura del Coordinador General del PP -por cierto, nunca refrendada en un congreso del partido- empleada y justificada en los casos de Acebes, Mato o Maillo cuando la figura del SG adquiría responsabilidades en el gobierno, circunstancia que ahora no se da al estar el PP en la oposición.
Así, las funciones entre la nueva SG Cuca Gamarra y Elias Bendodo quedan solapadas porque son casi idénticas. «Para que te hagas una idea - dice un veterano desencantado del partido en Andalucía- Cuca va a mandar tanto en la Secretaría General del partido como Loles López manda en la SG del PP del PP Andalucía. Vestirá el cargo pero será Elías el que ejerza el mando y tome las grandes decisiones previa consulta con Juanma». Sin olvidar la importancia estratégica de otro aterrizaje con vara de mando en las cuestiones económicas, el de Juan Bravo, la segunda pieza fundamental de Bonilla en su gobierno. No en vano le atribuyen a Isabel Diaz Ayuso el haber dicho a los suyos «a ver si nos hemos equivocado». Pues eso.
Lo cierto es que, desde los tiempos de Felipe y Alfonso en Moncloa, Andalucía no tenía colocados a políticos relevantes en la Villa y Corte, en este caso de Bendodo y Bravo en la rampa de salida hacia la conquista de futuro en puestos de decisión importantes para los españoles. Qué gran oportunidad se le presenta a Moreno Bonilla para que, tras su reivindicación semanal al gobierno de izquierdas de Pedro Sánchez, explique a partir de ahora qué posiciones, alternativas e iniciativas adopta su partido en el Congreso y Senado en asuntos necesarios y urgentes para Andalucía. Al respecto su asesor Enric Millo le podrá conseguir los manuales de los nacionalistas catalanes, muy recomendables en el uso y el peso de sus votos en Madrid.
Venganza en Sevilla, un mal síntoma
Ha habido un gesto en este congreso ganado por el bonillismo que ha desentonado y chirriado bastante, por no describirlo como patada en el bajo vientre para quienes iba dirigido. Un gesto que, en términos políticos, solo tiene una lectura: Juanma no permite que le echen pulsos y el que se lo eche, más temprano que tarde, lo acaba pagando.
Cuando Feijóo leyó, uno por uno, los nombres de los que serán ‘algo’ en la dirección colegiada y multitudinaria del partido y soltó los nombres de Beltrán Pérez y Juan Manuel Avila, sentaron a cuerno quemado a una parte importante de los delegados anfitriones del PP de Sevilla. Avila (alcalde de Carmona) y Beltrán (Exportavoz del PP en el ayuntamiento de Sevilla) han sido quienes, en nombre de Moreno Bonilla, plantaron cara (perdiendo) a la presidenta Virginia Pérez en el ultimo congreso provincial, presidenta que estuvo avalada por el ‘casadismo’ y el ‘teodorismo’, o lo que es lo mismo por el maldito aparato de García Egea en Génova 13. Uno de los frutos prematuros recolectados en la huerta en esos meses por el ‘teodorismo’ en Sevilla fue imponer como candidato a la alcaldía de Sevilla a José Luis Sanz, alcalde de Tomares frente a Patricia del Pozo consejera de Cultura, una de las opciones contemplada como posible por el tándem B&B desde San Telmo. «Si la candidatura de José Luis no estuviese bendecida públicamente por el partido, a estas alturas y tras lo que ha ocurrido en el PP desde el 23F, es muy probable que no fuese aspirante a alcalde de Sevilla» cuenta uno de los opositores a la dirección de Virginia Pérez.
Este gesto ha chirriado en exceso porque el mensaje que Moreno Bonilla le ha enviado a la presidenta del PP de Sevilla a través de la lista de Feijóo, es una clara invitación firmar una carta de dimisión y renuncia al cargo. El nombramiento como cuota sevillana de dos personas que le generan sarpullido a la presidenta y a sus leales -ojo que son mayoría- alejándola definitivamente de Moreno Bonilla, revela algo peor y es que los deseos de ajustar cuentas o de venganza siguen latentes entre quienes no se conforman con ganar la gloria como han ganado en este congreso. Y esto sucede, ojo, en una provincia determinante por el número de escaños que aporta cada cuatro años a los sillones de las Cinco Llagas. El presidente de la Junta no debiera olvidar otro factor del que nadie habla, quizás para no reproducir debates de agravio no deseados del pasado, y que semana tras semana queda reflejado en los medios de comunicación regionales con las inversiones que la Junta destina a Málaga, siempre con Juanma Moreno o Bendodo capitalizando el acto de manera presencial. Sevilla sabe ya que está pagando cara su fama de «centralista» durante décadas con el PSOE, como también sabe que a Málaga la están dejado de dulce en tres años y que los problemas que tenía Sevilla cuando los socialistas siguen existiendo a día de hoy sin visos de que se resuelvan.
Lo sucedido, guste o no, debilita no solo a la presidenta provincial Virginia Pérez y sus partidarios los vencedores del último congreso en Sevilla; también a las siglas del PP Andalucía por las que el Sr Moreno Bonilla se presentará como candidato pidiendo el voto, también a los sevillanos. Y si la derecha sigue sin ganar Sevilla, mal síntoma para que la suma final les cuadre.
Pepe Fernández
Eventos consuetudinariosLas autonómicas 2022, como la ‘falsa monea’
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Foto: EFE
Feijóo y Moreno.