Con un ojo puesto en Castilla y León y a la vista de las prospecciones demoscópicas que se barajan, el presidente andaluz Juanma Moreno no espera que le sea de gran utilidad práctica lo que suceda por aquellas tierras este próximo domingo. Desde luego unos malos resultados para el PP allí, le bajarían los humos al intervencionista equipo de Pablo Casado y eso, visto lo visto en estos años en media Andalucía con el control orgánico provincial del partido, relajaría al núcleo duro de Bonilla en Andalucía.
El PP de CyL no lleva un candidato políticamente centrado como aparenta ser Juanma Moreno. Alfonso Fernández Mañueco es un tipo de perfil mas bien gris, con formas de actor antiguo y no de los buenos, que proyecta escasa confianza y credibilidad en una tierra en la que la derecha que lidera vende ahora el ‘cambio’ tras llevar 35 años en el poder regional.
Moreno Bonilla está comprobando otra cosa que no debe hacerle ni pizca de gracia por lo de las barbas a remojar. Comprobar cómo los de Génova 13 han convertido al candidato Mañueco en un muñeco con mando a distancia y por wifi, al servicio de la estrategia estatal de Casado, Egea (y el gran Alberto Casero, el habilidoso número tres, que ahora hemos sabido que es Secretario de Organización). Sánchez es el objetivo a debilitar por Casado y aunque no se presente en CyL hay que darle toda la caña que se pueda. Así lo hizo un Mañueco obediente en su primer debate en RTVE con constantes referencias a Pedro Sánchez que a esa hora debía estar a lo suyo en Moncloa y no al candidato socialista Luis Tudanca que tenía justo enfrente.
También debe inquietar al presidente andaluz conocer la capacidad de fuego y la evolución general destructiva del fenómeno Vox que, en el caso andaluz, parece que contará con un inesperado refuerzo con la figura más popular y populista del partido de Abascal: Macarena Olona, diputada por Granada y Abogada del Estado.
En el escenario electoral que se presume tras las próximas elecciones autonómicas el partido Ciudadanos desaparece prácticamente del mapa o puede que no cuente con escaños suficientes para oxígeno y pagar nóminas, muriendo después a cámara lenta. Para evitarlo son muchos los recalentados de microondas que dan al barómetro de la Junta los chicos de Bendodo en la cocinilla del Centro de Estudios Andaluces.
Estudiar como hipótesis de trabajo una posible fusión de listas PP-Cs parece que no la están descartando y valoran cuánto se gana y cuanto se pierde en una jugada tan arriesgada, donde el oso, tras un largo abrazo de tres años, se acaba comiendo a su querida presa porque ya no le sirve.
A la vista de este dibujo preelectoral al PSOE se le pone en bandeja el que seguramente va a ser el gran eje de su campaña con un moderado Juan Espadas al frente. Se trata de hacerle comprender a los andaluces que esta vez tendrán solo dos alternativas posibles, una de ellas ‘apocalíptica’ para el progreso y las libertades.
a.- Votar que la extrema derecha gobierne la Junta con un PP hecho prisionero por Vox.
b.- Volver a confiar en el PSOE-A, esta vez con Espadas al mando, el voto útil para una alternativa posible a las derechas. (Con posibles socios de su izquierda).
Por cierto, se empieza a mover lentamente alguna iniciativa de gentes progresistas e independientes, que intentan unir a una izquierda política hecha unos zorros por sus infantiles divisiones de estos años, todo por la jodida pasta a repartir. Los promotores confían que, ante el riesgo cierto de que gobierne Andalucia la extrema derecha con Olona ejerciendo de vicepresidenta dura y no de alegre comparsa como Marín, se activen las alarmas sociales y suceda lo que ocurrió en 2014 con un candidato socialista desahuciado por muchos de los suyos pero que logró convencer a Julio Ruiz de CCOO y Manolo Pastrana de UGT, entre otros, para que movilizasen al electorado andaluz de izquierdas y progresista que logró sumar más escaños que la derecha. Pepe Griñán fue presidente con Diego Valderas en la vicepresidencia, hasta que llegó Alaya imputando a todos en los Eres y Susana Díaz después que, según criterio generalizado, con su ruptura con IU y el adelanto electoral puso la primera piedra para que la derecha llegase a ganar la Junta en diciembre de 2018.
Junto a lo del próximo domingo electoral, a la hora de decidir a qué día se adelantarán las urnas autonómicas andaluzas, el presidente tiene que meditar bien el complejo calendario primaveral para cuadrar las fechas legalmente establecidas desde el momento que se apriete el ‘enter’ y se envíe al Boja el decreto de disolución y convocatoria.
Entre la Semana Santa y ferias importantes como la de Sevilla habrá que cuadrar el domingo exacto para acudir a votar. Quienes presumen de haberlo hecho todo pensando siempre en no perjudicar la marcha de la economía, no es previsible que tomen una decisión que finalmente afecte a esos salvavidas primaverales de muchos pequeños, medianos y empresarios autónomos como SS y ferias.
Entramos pues en una semana decisiva para la decisión presidencial donde la rumorología se expande como un virus. En los poco concurridos cenáculos sevillanos de estos días donde desciende la pesadilla ómicron los hay que se entretienen cruzando apuestas. El domingo día 3 de abril es una posible y barajada por los apostantes, también la del 5 de junio, pero la verdad del cuento solo está en un sudoku y lo tiene a medio terminar Moreno Bonilla en San Telmo.
Pepe Fernández
Eventos consuetudinarios'Moreno Bonilla tiene un sudoku a medio terminar'
El periodista Pepe Fernández reflexiona sobre la actualidad política y social de Andalucía