Es conocida la paradoja del Asno de Buridán el cual situado a la misma distancia de dos montones de heno se moría de hambre por no terminar decidiendo a cual hincar el diente (hay un precedente con Aristóteles pero con un perro). Es ese concepto de la libertad como indiferencia hacia cualquier elección, como si todas fueran igual de válidas, así que como te da igual ocho que ochenta eres más libre. En oposición Descartes considera al verdadero hombre libre como un individuo con un conocimiento “claro y distinto” de las alternativas que se le presentan gracias a su constante estudio e investigación que desembocan en un sentido crítico capaz de discernir cual es la mejor opción que se le ofrece a la hora de tomar una decisión. Todo esto me viene a la mente cuando pienso en esa parte de la población que te contaba que no sabía si vacunarse o no, como si las dos opciones fueran iguales, como si se mostraran equidistantes entre los terraplanistas y los que sabemos que la tierra es un geoide aunque luego te monten un Cristo porque les has comprado un polo de naranja cuando ellos de toda la vida son de polo de limón. Gente que no sabe diferenciar entre una vacuna y un virus, que siquiera conocen el proceso de inmunización ni por supuesto a la figura de Jenner y su reprobable experimento (primero inoculó a un niño con virus de la leve viruela vacuna y tras un tiempo le inoculó la variante mortal pero el cobaya ya había desarrollado anticuerpos, un hito de la ciencia pero que “fuérase pinchao él”), de las nuevas vacunas que no inyectan virus atenuados sino A-R.N. mensajero artífice de que nuestras propias células creen la proteína que a la postre darán lugar a los anticuerpos como reacción o que la palabra vacuna viene de vaca. Muy al contrario, en vez de callarse y asumir su ignorancia premeditada con alevosía ( pues si no se informan es simplemente porque no quieren) se autocoronan a lo Napoleón como adalides de la libertad, comparan su veto a la entrada de establecimientos a un nuevo apartheid ( eso si son capaces de escribirlo bien), el pasaporte COVID al brazalete con la estrella de David de los judíos alemanes en época nazi cuando la no vacunación es una postura esencialmente egoísta pues sus efectos no repercuten sólo en los negacionistas sino en terceros que no tienen culpa de los delirios conspiranoicos tipo Expediente X de los que se alimentan estos personajes. Pues si hay algo peor que no saber es saber cosas equivocadas.