La chapa

Carlos Oya

Otorrinolaringología 5G

José María Roldán, a la sazón director de la asociación de la banca española, se despachó la semana pasada en Teruel con unas declaraciones en las que...

José María Roldán, a la sazón director de la asociación de la banca española, se despachó la semana pasada en Teruel con unas declaraciones en las que a mi parecer su cinismo se salía del gráfico. Preguntado por las 600.000 firmas recogidas por Carlos San Juan contra la exclusión creciente por no decir desprecio hacia los ancianos por parte de la banca bajo el lema “Soy viejo no idiota” ha reconocido que “ les ha hecho ver que el problema era más complejo y más permanente del que teníamos identificado". Hasta ahora no tenía ni idea del continuo cierre de sucursales en pueblos, de los cajeros capados para que no se actualicen cartillas físicas, del generoso margen de 15 minutos para pagar recibos, de la dificultad y a la postre frustración con la que se encuentran a la hora de manejar herramientas digitales o de las colas para recibir una atención mínima. El presidente de la banca no sabía nada de esto. Se lo puede disculpar porque son generaciones lejanas que se pierden en la bruma de los tiempos y él casi es un millennial nacido en 1964.Tampoco la ministra Calviño. Pero aquí es donde las formas marcan la diferencia. Mientras la vicepresidenta se comprometió delante de las cámaras a una solución inmediata el señor Roldán aparte de promesas vagas quiso escurrir el bulto afirmando que en Teruel tampoco hay otorrinolaringólogos y nadie se queja. Este argumento aparte de darnos a entender que el presidente de la asociación de bancas de España sabe más de la otorrinolaringología en Teruel, su ciudad natal, que de la banca en España no deja de ser una justificación capciosa para quitarse el muerto de encima. No está de más recordar que la banca no es un sector en crisis, al contrario sus beneficios son altos y crecientes. Y tampoco está de más recordar el rescate a parte de ella, un rescate cuya devolución no está ni se la espera. La concentración bancaria genera beneficios (y paro) porque entre otras cosas se gasta menos (menos locales, menos trabajadores…) y todo se justifica en un altar politeísta donde bajo deidades menores como la digitalización, la resiliencia o el 5 g se alza el dios monolítico de toda la vida Baal, el becerro de oro… la pasta, vamos. Y aquí no se está pidiendo caridad sino que los bancos cumplan con su clientela con el mismo rigor que cuando ésta no cumple con ellos le embargan el piso, es un poner. Supongo que a estos jubilados les debe fastidiar esa publicidad bancaria de gente guapa sonriendo con los dientes blanqueados cuando a ellos los tratan como una mierda “pinchá en un palo”. Porque esto es un síntoma más (y ahí están las residencias) de algo que va mal en esta sociedad. Pues una sociedad que trata mal a sus mayores no merece tal nombre.