Mediodía en la provincia de Jaén

María José Álvarez

Agua con el que llenar los estómagos

La opinión de María José Álvarez


La provincia de Jaén reza y se encomienda a sus santos para que llueva. Literalmente. Con la sequía que asola a la cuna del olivar se secan también las esperanzas de remontar tras un año catastrófico. Un año con la peor cosecha desde 1995, fecha en la que por las noches se abría el grifo y no caía ni gota porque hasta para el agua de consumo había que hacer restricciones.

En esta ocasión los grifos de los hogares están llenos porque de aquellas catástrofes se aprendió que salvar hasta la última gota de agua es fundamental en la comunidad más poblada de la España seca. Se acometieron reformas y obras en las redes de abastecimiento que evitaron fugas y maximizaron la eficacia del sistema.



El agua es vital para el humano, pero también para la economía. Afecta al turismo, a la industria y, por supuesto, al sector primario, el que alimenta a la población.

El agua hay que cuidarla, hay que cosecharla, como decía un buen amigo mío. De nada valen los lamentos y los ruegos si mientras se ruega, con el mazo se destruyen presas o se olvidan canalizaciones como las de la presa de Siles. Han pasado 8 años desde que se inauguró la presa y aún no se riega con los 30 hectómetros cúbicos de agua que puede almacenar y que se han tirado al río más de un invierno.

La política de riegos, tan desconocida entre la población urbanita y entre demasiados sillones políticos, es un arma más que rentable en plena campaña electoral. Que se lo digan a Sánchez y a su estrategia de acoso y derribo en Doñana.

En Jaén y en Andalucía hace falta ser claros y honestos con las políticas de aguas y concienciar a la población de que, sin agua para que beban las plantas, no hay alimento con el que llenar sus estómagos.