Mediodía en la provincia de Jaén

Antonia Ibáñez

Brecha de género urbana

La opinión de Antonia Ibáñez


Hace unos días, amanecimos con la buena noticia de que Carmen Pacheco, la cantaora de Jaén conocida como Carmen Linares, recibirá junto con la bailaora María Pagés, el premio Princesa de Asturias de las Artes. Mi alegría por ella y porque alguna jiennense sea reconocida de esta forma tan especial, me ha hecho pensar en algo que leí hace tiempo, un “apellido” que le ponían a la brecha de género, la brecha de género urbana.

Según el artículo, apenas había visibilidad de la mujer en el espacio público, como por ejemplo en el callejero español. El nombre de nuestras calles están ocupadas mayoritariamente por nombres de hombres reconocidos y de prestigio, sin embargo la mujer parece que no tiene cabida en dicho callejero popular. Para que nuestra sociedad reconozca y conozca la trayectoria profesional de las mujeres es necesario que esté dentro de ella, en los nombres de sus calles o en los libros de texto de los colegios, porque la igualdad tiene que estar en todos los ámbitos. “Ser visible en el nombre de las calles, por ejemplo, no incide solo en el aspecto físico, sino también en el simbólico”, rezaba en dicho artículo.

Cambiando por completo de tema, no quiero dejar pasar la oportunidad de mostrar mi apoyo a la institución universitaria. Nuestra Universidad de Jaén, con miles de estudiantes, es uno de los motores económicos de nuestra provincia, no solo por el hecho de ser una universidad que crece en valores y prestigio, gracias al personal que allí trabaja, sino por la “vida” que da a esta tierra. Centenares de estudiantes que vienen y van, que alquilan pisos, que salen en su tiempo libre, que compran en nuestras tiendas… Todo esto revitaliza a la economía de Jaén y provincia.

Por eso, que se haga realidad la implantación del grado de Medicina, una necesidad de aumentar la oferta formativa en Medicina, donde existen graves carencias estructurales en los servicios de salud, también a nivel nacional, así como carencias en algunas especialidades que quedarán desiertas en cuanto se jubilen los titulares de las mismas, es un atractivo más para que la juventud siga en nuestra tierra y no tenga que emigrar, al contrario, debemos estar preparados para ser referente y atraer estudiantes de otros lugares.

Y por cierto, estas dos mujeres Carmen y María bien se merecen el nombre de una calle.