Sin duda que vivimos tiempos de grandes incertidumbres desde finales de 2.019 como hacía tiempo que no se vivían. Primero fue una pandemia global que no se vivía hacia más de un siglo, posteriormente y ante la llamada “reapertura” nos dimos cuenta de lo que realmente supone la globalización como consecuencia de la crisis logística global y el inicio de escasez de materias primas, el consiguiente encarecimiento de las mismas y finalmente una inflación galopante de ámbito global. Todo ello se ve acrecentado a finales de febrero de 2.022 cuando Rusia decide invadir Ucrania. La globalización ha tenido como efecto colateral la debilidad en la autosuficiencia de los países occidentales, sobre todo Europa, en tres insumos que son estratégicos para cualquier sociedad actual: energía, alimentación y componentes electrónicos. Y que sin el acceso a ellos de manera directa puede suponer el empobrecimiento de una sociedad como la europea en particular y la occidental en general.
En el caso de la alimentación, hemos visto cómo con el paso de las décadas Europa, y en particular España ha ido abandonando la producción de muchas de las materias primas como los cereales u oleaginosas que en su día permitieron mantener la autosuficiencia española y europea en la mayoría de los productos agroalimentarios básicos. Pero hoy día nos encontramos que un conflicto en la Europa más oriental deja en jaque a la alimentación de los países más occidentales. Seguramente los grandes estadistas de las políticas agrícolas de la Unión Europea deberían analizar lo ocurrido y adoptar medidas de cara al futuro, ya que está en juego algo tan serio como la alimentación de la vieja Europa. Y es que no se puede debilitar un sector primario aburriéndolo con burocracia interminable y exigencias cada vez mayores que no aplicamos a los productos que se importan desde otras zonas del planeta. No podemos ponernos el traje de “sostenibles” y luego permitir importaciones desde países que no tienen las mismas exigencias con su sector primario. Burocracia y estrategias que son más una “moda” que una realidad, típico de Europa.
Esteban Momblán
Mediodía en la provincia de JaénOportunidades en momentos de incertidumbre
La opinión de Esteban Momblán