En los primeros meses de 2022 todo apuntaba a que no iba a ser un buen año para el mercado laboral. La crisis provocada por la COVID-19 (que todavía daba sus últimos coletazos), la subida de precios (que había comenzado en 2021) y la invasión de Ucrania por parte de Rusia en febrero hacían prever un año difícil para la economía y, por ende, también para su mercado de trabajo.
A esto hay que sumar a los agoreros que vaticinaban que la subida del salario mínimo interprofesional y la reforma laboral podrían tener efectos perniciosos sobre la creación de empleo y que el paro se elevaría. No ha sido así, ni en el conjunto de la economía española, ni en la de nuestra provincia. La Encuesta de Población Activa y el Servicio Público de Empleo Estatal han ido arrojado buenos datos a lo largo de todo el año.
Jaén cierra 2022 con una tasa de paro media del 18,65%. Tendríamos que remontarnos a 2008 para encontrar una tasa provincial de desempleo más baja en el conjunto del año, antes de que comenzara la Gran Recesión.
Por sectores, a excepción de la agricultura, que en 2022 ha registrado una media de paro de casi el 29%, el resto se han situado en tasas bajas, los servicios y la construcción en torno al 10% y la industria por debajo del 9 %.
La temporalidad de los contratos laborales ha descendido en 2022 casi un 25%. En 2021 más de 97 de cada 100 contratos fueron temporales, en 2022 fueron 72 de cada 100 de los registrados, lo que también es un buen dato.
Una de nuestras asignaturas pendientes y que no debemos olvidar es la brecha laboral entre hombres y mujeres. De cada 100 hombres que quisieron trabajar en 2022 en nuestra provincia no encontraron trabajo 14. En el caso de las féminas fueron 25 de cada 100 las que no lo lograron. Esta diferencia se ha suavizado en el último año, pero sigue siendo más del triple de la que hay en nuestro país. Un dato que nos debe hacer reflexionar.
