El próximo sábado 1 de julio las cooperativas de todo el planeta celebrarán su Día Internacional del Cooperativismo. Una jornada para recordar cómo un modelo económico que nació en Escocia en el siglo XVII no sólo sigue subsistiendo hoy, sino que es una fórmula asentada en la comunidad andaluza. La economía jiennense da buena fe de ello y no sería nada sin sus cooperativas. En 2022, las cooperativas de la provincia facturaron más de 1.250 millones de euros. Hubo menos aceite de oliva, mucho menos, pero la subida de los precios compensó las cifras.
En tiempos de política convulsa como los actuales, es de recibo elogiar un modelo que aboga por el entendimiento y el consenso. Un socio, un voto. Es lo que se considera justo.
También es digno de alabanza el consenso alcanzado por Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, que acaba de renovar cargos. Ayer dijo adiós a la presidencia Rafael Leal, un gran hombre que hace honor a su apellido. Tomó el relevo Fulgencio Torres, hasta entonces presidente de cooperativas Granada. Lo que hace cuatro años fue un proceso no exento de rencillas, ahora nace bajo el consenso.
Si los cooperativistas, de toda condición y color político, pueden llegar a un acuerdo de este tipo (no olvidemos lo que el sector mueve en la comunidad autónoma) no es explicable que en política cueste tanto dialogar y acordar. Ojalá este apretón de manos que a todas parece sincero entre las diferentes facciones del cooperativismo andaluz se perpetúen en los cuatro años de mandatos de su patronal. Ojalá que el resto de sectores (también los políticos) aprendan de ello.
