Si paseamos por el pueblo de Quesada observamos la belleza del enclave, se encuentra flanqueada por montañas y cerros, la torre de la iglesia se alza coronando de forma piramidal el urbanismo de las casas. En torno a la lonja del templo y de manera concéntrica se distribuyen las calles de trazado mudéjar, son estrechas y se adaptan a la geografía del cerro.
Las dos Iglesias de Quesada, San Pedro y San Pablo y La Inmaculada Concepción, son antiguas mezquitas que conservan las arcadas de ladrillo mudéjar, los artesonados de madera policromada y las columnas adosadas de piedra con, también, policromado. Debido a las sucesivas épocas del gótico, barroco y neoclásico fueron revestidas mezclando los estilos y ocultando la original planta y alzado de los antiguos templos.
Son vestigios que hablan de la historia, nos ofrecen el conocimiento de culturas anteriores que nunca debemos perder ni ocultar, sino cuidar y preservar. Por ello, aliento a las instituciones para que luchen y trabajen por conservar el patrimonio y que se invierta lo necesario para que podamos estudiar, investigar y difundir lo más auténtico que nos pertenece, el pasado.
Así, paseando por el entorno de Quesada, en plena naturaleza, nos encontramos ante un paraje estratégicamente elegido, donde se ubica la Villa Romana de Bruñel del S. II al IV d. C. Es sencillamente increíble, estar allí es oxigenarte y rendirte a la naturaleza, no fue una elección arbitraria, construir la Villa en este lugar generaba paz y riqueza. Por los estudios realizados se cree que pudo ser una villa residencial o con actividades agrícolas con varias fases de construcción, restos de mosaicos de composiciones geométricas, rostros enmarcados del señor de la Villa y de la Diosa Tetis o animales o aves que han arrancado y destruído. Todo un conjunto de vestigios y construcciones superpuestas que se suman a las zonas sin excavar con peligro del osado vandalismo, expuestas a su desaparición.
En este yacimiento solo se han excavado 5.000 m2 de los 15.000 m2 acotados, es decir, todavía habrá historia que contar y descubrir. Esta Villa Romana de Bruñel se encuentra a 7 km de Quesada, en su término municipal. Es mucha la gente que se interesa por ella y no puede visitarla. Durante años se ha expoliado sin alma como en otros muchos yacimientos de la provincia, destrozando mosaicos y teselas; para cuando nos demos cuenta no nos quedará nada que proteger, ni nada que cuidar, solo lamentar. Es triste para mí, observar fotografías de la Villa del año 1989-90 cuando estudiaba Bellas Artes y compararlas con el estado de conservación que tienen actualmente, cuanto menos, siento impotencia y rabia.
Es cierto que se ha restaurado en varias fases, con intervenciones de urgencia a lo largo de los años, pero si no se ha culminado con la consolidación y posterior musealización los tratamientos aplicados no resultan efectivos. Es urgente tomar decisiones para no perder más valor patrimonial.
Una actuación inmediata podría ser la limpieza de la zona de hierbas y malezas, y arreglar la valla para impedir que entre la gente sin control; por supuesto, supervisando cada intervención por un técnico, por más sencilla que esta sea.
Para mí, es emocionante pensar que todavía Quesada puede seguir hablando del pasado, porque estoy segura de que los descubrimientos arqueológicos, tanto prehistóricos, íberos y romanos continuarán sucediendo en este lugar.
Es una tierra por descubrir en todos los sentidos, misteriosa y mágica, además de, sorprendente.
Rosa valiente Martos es directora del Museo Zabaleta