Mediodía en la provincia de Jaén

Ana Cortecero

De bodas y protocolo

La opinión de Ana Cortecero


Suponga que le invitan a una boda y cuando acude a la ceremonia los novios están en el sitio primordial, toda la familia de la novia ocupa las primeras filas… pero la familia del novio ha sido colocada detrás, y sus padres al final, los últimos en la zona reservada para los invitados. Nos resultaría raro, verdad?

Me imagino el malestar de unos y los cotilleos de otros… ¿Qué habrá pasado? ¿Por qué se han sentado así? ¿Y cómo han aguantado que los pongan allí ?… En fin, toda una retahíla de comentarios compadeciendo a unos o justificando a los otros.



Es obvio que algo ha fallado… aunque no se sepa nada de “protocolo”; esas normas básicas de organización de eventos especiales que ayudan a evitar situaciones cómo éstas cuándo el sentido común se convierte en el menos común de los sentidos, que diría ese gran escéptico que fue el filósofo Voltaire.

Sin embargo, es curioso cómo nos cuesta entender que el protocolo es importante en los actos institucionales. Puesto que, como hemos visto en el ejemplo de la boda, el lugar que se ocupa en algunos eventos “dice” mucho. Y los expertos en comunicación no verbal saben que hasta los gestos que hacemos en determinadas situaciones hablan por sí mismos . Y si no, que le pregunten al presidente francés Enmanuel Macron sobre el apretón de manos que le devolvió a Donald Trump la tercera vez que se encontraron.

Macron estaba harto de que en dos ocasiones anteriores el americano le hubiera mantenido más de 20 segundos apretada la mano, en un claro gesto para manifestar su superioridad y dominio. Pero Macron tomó nota, y en la tercera ocasión en que se saludaron respondió a Trump con un apretón de manos tan fuerte que le dejó el pulgar marcado, gesto que los franceses aplaudieron y las fotos inmortalizaron.

En resumen, el protocolo institucional no debería tomarse a la ligera porque el sitio donde se coloca a alguien es un claro gesto de respeto o de menosprecio, de consideración o de pura soberbia. No lo dudéis, si tratan así a tu familia en tu boda, seguro que tu matrimonio tendrá problemas.