Mediodía en la provincia de Jaén

Juan Antonio Siles

El aceite de oliva mantiene su buena salud pese a la incertidumbre

La opinión de Juan Antonio Siles


Expoliva ha cerrado sus puertas. Y los resultados no pueden ser mejores. Ha sido una vigésimo primera edición de éxito. Cuarenta años de la feria internacional más importante del olivar y del aceite de oliva en los que demostramos que el sector goza de buena salud, a pesar de la incertidumbre en la que vive actualmente.

Siempre es bueno, de vez en cuando, sacar pecho por las cosas buenas que hacemos y Expoliva es una de ellas, por lo que hay que sentirse orgulloso de esta cita en la que todo el mundo que tiene algo que decir y que ser en el mundo olivarero está presente, de una forma o de otra.



Expoliva ha cerrado sus puertas, pero el campo sigue igual de mal. O incluso peor, porque la sequía no da tregua y las precipitaciones brillan por su ausencia, aunque, según las previsiones de AEMET, eso puede cambiar. Se esperan lluvias que serán recibidas como agua de mayo, nunca mejor dicho. Porque las elevadas temperaturas y la falta de lluvia han hecho que la floración se haya perdido en muchas zonas, sobre todo las más tempranas, las más adelantas. Alguna aceituna se puede vislumbrar en los árboles, cierto, pero no las que deseamos todos.

Falta de lluvia y sequía que se dan la mano mientras los consumidores siguen comprando aceite de oliva a unos precios razonables para el agricultor. La comercialización demuestra también su buena salud con unos datos espectaculares. En los 7 meses que llevamos desde octubre se ha vendido ya casi todo el aceite producido en la campaña. Eso significa que, de haber más aceite en la que ha resultado ser la peor cosecha del siglo, se habría vendido más. Eso significa que los agoreros, los que vaticinaban intencionadamente que el consumo disminuía por el elevado precio, se han vuelto a dar de bruces con la realidad.

No se puede vender lo que no se produce. Esa es una máxima económica fundamental para entender cualquier sector. Por lo tanto, no influye tanto la disminución de consumo por el precio como por el hecho de que no haya tanto aceite como en la campaña pasada, que recordemos fue de récord absoluto de comercialización, con más de 1,6 millones de toneladas vendidas, más de lo producido. Este año, por desgracia, no será así, pero eso no significa que el consumidor, sobre todo el de terceros países, no esté encantado con tomar la mejor y más sana grasa vegetal que existe porque el precio haya subido.

Lo malo es que los agricultores se pueden encontrar con dos malas cosechas, algo nunca visto hasta ahora. Preocupa el futuro más inmediato, porque teniendo asegurado el consumo de aceite de oliva actual, es en el próximo año cuando podemos ver serios problemas. Confiemos en la AEMET y ojalá llueva mucho y bien para beneficio de todos.