Mientras nuestros políticos y políticas locales se afanan en inauguraciones, fotos, discursos, pegada de carteles, etc, nuestras ciudades tienen un grave problema de salud pública.
La ciudadanía sufrimos, en los cascos históricos, centros y barriadas, plagas de palomas, ratas, cucarachas e insectos sin saber por dónde empezar. Incluso, a veces, viendo ratas y palomas alrededor de terrazas y bares cual imagen del medievo, increíble pero cierto. Yo en Andújar lo veo y lo sufro en pleno centro.
A la histoplasmosis, la salmonelosis y la criptococosis, se añaden otras enfermedades transmitidas por cucarachas, ratas y otros insectos. Las palomas son portadoras de parásitos externos como chinches y garrapatas y de enfermedades contagiosas, además de otros inconvenientes debidos a los excrementos y nidificaciones.
Vecinas y vecinos sufren desde hace mucho tiempo los problemas derivados de estas plagas, de las que tiene constancia el gobierno municipal, pero que o no hace nada para ponerle fin, o las medidas son escasa o inadecuadas. Ni es nuevo tener una plaga en Andújar ni tampoco lo es que las palomas, ratas y cucarachas protagonicen alguna de estas plagas y sabemos que esta carencia de soluciones se extiende a otros municipios de la provincia.
No sólo el problema lo sufren las vecinas y vecinos, sino que se hace extensivo a negocios y comercios, desde hostelería a tiendas, que soportan tanto su presencia como la suciedad permanente y peligrosidad para la salud que generan y, por supuesto, individualmente es la ciudadanía la que tiene que reparar la corrosión, suciedad, daños en estructuras, contaminación y desperfectos en sus edificios.
Por favor, es un problema de salud, continuado y en aumento, y si esto ocurre en un año de elecciones mucho me temo que no se lo están tomando en serio.