Ya les imagino yo lo suficientemente atribulados con el tema Ucrania y los desvaríos megalómanos del sátrapa del Kremlin, como para venir yo a acentuar sus preocupaciones. Que la situación es grave y puede acabar retorciendo nuestras vidas como ocurre con los pobres ucranianos, es un hecho. Pero prefiero de momento hacer el avestruz sobre este tema dado que poco puedo influir en que no ocurra y sí en generarme un problema mental.
Pero vaya por delante mi solidaridad con los agredidos que ven asoladas sus vidas y su tierra. Que nadie les deje, que no les dejemos solos como a nosotros en nuestra infausta guerra incivil.
Así que vayamos a temas menores, a temas livianos que les entretengan y no les hagan pensar demasiado… o sí.
¡Abro paraguas!
¿A nadie le importa, a nadie le interesa. A nadie le molesta, a nadie le incumbe. Nadie se siente perjudicado, nadie reclama?. Pues yo, aun a riesgo de parecer "el quejica de las campanas de la Catedral", pregunto…
¿Quién nos va a devolver el espacio público perdido? ¿Quién va pedir, por ejemplo, que se retroceda en el terraceo al menos a las posiciones anteriores a la pandemia? Contemplo atónito como se forma una cola de peatones para poder pasar por estrecho pasaje de la enorme Plaza de las Palmeras entre una mar de mesas y veladores, con dificultades para personas con movilidad reducida, ancianos. Seguro que en sus ciudades conocen ustedes innumerables casos.
Ya entiendo que deben estar contribuyendo en algo por el aprovechamiento económico que hacen del espacio público de todos. Pero ¿cuánto? y ¿realmente compensa? Faraónicas obras de mal llamada peatonalización, que deberían llamarse obras de baretización, visto lo visto. A alguno falta solo que le escrituren el espacio público que ocupan, si no lo han hecho ya.
No sé qué nos han hecho nuestros venerables vejetes que ni sentarse en una plaza con sombras, ni una fuente para beber agua sin pagar la tasa de la tabernocracia. Y no seré yo tan gañan de contestar al único político de Jaén a quien he escuchado quejarse de este asunto, Manuel Montejo, con un insuperable… “a ti también te gusta tomarte una cervecilla en las terrazas”. Duro ahí en la defensa de lo público. Como el de “se acabó el dinero para el guarda en el parque acuático”, con 8 millones de dinero de todos, expoliados.
Pues miren ustedes, yo, sin ir más lejos, trabajo en un sector que ha sufrido como muchos los efectos de la pandemia, reducciones salariales incluidas. Y no he visto que nos lluevan las ayudas como maná prometido. Ni las espero. Pero no tengo terraza que ampliar. Y por si acaso, sí, a mi también me gusta una cervecita en una terraza, pero también me gusta que lo que es de todos, beneficie a todos.
¿Y el silencio? Bueno, del silencio ya hablaremos otro día