Mediodía en la provincia de Jaén

Juan Francisco Villar

Jaén en la Primera República

La opinión de Juan Francisco Villar


Hace 150 años nuestro país vivió uno de sus años más convulsos. El 11 de febrero de 1873 abdicaba el rey Amadeo de Saboya y empezaba la primera república española. Duró casi dos años.

En el primero de esos años hubo 4 presidentes de gobierno y una rebelión cantonal en la que 24 ciudades se declararon cantones independientes. El 3 de enero de 1874, con el golpe de estado de Pavía, se iniciaba el segundo período, la dictadura del general Serrano, que acabaría el 29 de diciembre de ese mismo año con la restauración de la nefasta monarquía borbónica. En los cuatro años que pasaron entre la expulsión de la madre, Isabel II, y la vuelta del hijo, Alfonso XII, tuvimos al único rey no Borbón de los últimos 300 años, una república federal desangrándose entre cantones y la dictadura de un general que fue regente y amante de la reina Isabel y cedió el poder al hijo de ésta.



La primera república tuvo que hacer frente a la tercera guerra carlista, a la guerra de Cuba, a una lucha intransigente y fratricida que dio lugar a la rebelión de los cantones y a los monárquicos empeñados en restaurar la monarquía borbónica a pesar de que los últimos borbones habían tenido que salir del país expulsados por el propio pueblo.

Y en todo esto la provincia de Jaén fue una de las más activas. El general Serrano, amante de Isabel II y regente hasta su expulsión en 1871 y dictador desde enero de 1873, nació en San Fernando porque su padre era diputado en las Cortes de Cádiz, pero su familia era de Arjona y siempre estuvo vinculado a este lugar.

Y en el triste episodio de la rebelión cantonal, de los 24 cantones proclamados, Jaén ganó por goleada con los cuatro de Andújar, Arjona, Bailén y Linares.
Ojalá nuestra provincia vuelva a tener alguna importancia en mejores acontecimientos históricos. Ojalá que, cuando nos entren ganas de gritar “a por ellos” recordemos nuestra importante participación en el mayor desastre absurdo de desfragmentación de nuestro país. Y ojalá que ese nuevo período sea una mejor república que acabe, por fin, con el anacrónico privilegio de los monarcas.