Ha llegado como cada año el periodo para hacer la declaración de la renta y
como cada año salgo en defensa del pago de los impuestos, sí, porque a mí me gustaría pagar más
impuestos, eso significaría que tengo más ingresos y que por tanto tengo que aportar y contribuir
más a la mejora de mi país. Es mi manera de ser patriótica.
No me gusta marcar la casilla de la iglesia y ni la de los fines sociales y no lo hago porque
sean chiringuitos que ya tienen sus aportaciones voluntarias y deductivas de la gente como yo y
como mucha gente que conozco que aporta mensualmente una cuota a Cruz Roja o a Cáritas,
Greenpeace, Amnistia Internacional, Asociación de enfermos de Cáncer o de esclerosis o de
Alzheimer, u otras cientos de buenas causas, organizaciones y asociaciones no gubernamentales, ni
tampoco las marco porque algunas de ellas ya tienen también aportación gubernamental del Estado, de las Comunidades y de los Ayuntamientos.
Si no marco las casillas es porque me gusta que el Gobierno del Estado Español disponga de toda mi aportación y porque, además, este ha sido elegido democráticamente, y, además, el actual gobierno está realizando la mayor aportación de la historia a las causas que generan justicia social.
No quiero que se desvíe mi 0,7% a propaganda, publicidad, sueldos, alquileres, de esas instituciones que en algunos casos tienen un patrimonio que ojalá lo tuvieran algunos servicios públicos, sino porque a veces sus contrataciones tampoco son las mejores, como aquel chico que vendía lotería a porcentaje para financiar a una ONG, o la pobre joven que se gana unos euros por cada llamada realizada...
Mi libertad ideológica y moral me hacen ya aportar lo que creo conveniente a quienes creo conveniente sin tener que detraerlo del gasto general del Estado. Nieves Concostrina, en el programa de la Cadena Ser de Carles Francino, pidió que no se marcase la casilla de la iglesia y dio buenas razones, las mismas que yo daría.