El pasado mes de Diciembre se aprueban en el Parlamento Español, los Presupuestos Generales del Estado más expansivos de nuestra historia democrática y la Reforma de la Ley de Pensiones. Al mismo tiempo, gobierno y agentes sociales llegan a un acuerdo para una Reforma Laboral que deroga los aspectos más lesivos de la legislación de 2011. En Enero, conocemos que en el año 2021, en plena pandemia, se crean en España 782.000 nuevos empleos y batimos récords de recaudación tributaria y cotizaciones sociales.
Son realidades incontestables que incluso justifican una legislatura, pero el debate mediático está dominado por el ruido en torno a unas declaraciones razonables (tal vez poco oportunas), del Ministro de Consumo sobre ganadería intensiva y extensiva. Se monta un bulo sobre las mismas, que además sirve de dinamita para una campaña electoral.
El hecho es que con este Gobierno, España va a recibir 144 mil millones de euros del Fondo Europeo de Reconstrucción, o sea, que en seis años se va a invertir lo mismo que recibió nuestro país en treinta y cuatro años de Fondos de Cohesión. Es algo histórico e irrepetible, pero en las tertulias se presta más atención a los torpes manejos de determinados políticos ante la Comisión Europea para retrasar el envío de estos fondos, que ante su fracaso amenazan con recurrir al Tribunal Supremo, bajo acusaciones de clientelismo y favoritismos. Otra vez el bulo para tapar los hechos positivos.
Es incontestable que España es líder en vacunación, que en los dos años pandémicos el Gobierno ha aprobado con holgura en el Parlamento dos P.G.E, (recordemos que el Gobierno de Rajoy tuvo que prorrogar sus tres últimos), que el salario mínimo interprofesional se ha incrementado en más de un 30%, y que se ha aprobado una nueva Ley de Educación y la de la Muerte Digna. ¿Son o no son buenas razones, como para calificar de positiva la legislatura y la acción de gobierno? … Pues no, un día sí y otro también el ruido mediático versa sobre las discrepancias reales o ficticias que parecen hacer estallar a un Gobierno, que ni siquiera se tambalea.
La crítica es necesaria y hay muchas razones para ejercitarla, pero son inaceptables los continuos bulos para hacernos creer que lo que se está haciendo bien, ha de caernos mal, a través de información falsa o inventada.
Lo califican ahora como realidad paralela, pero desde siempre se le ha llamado mentira. Y por ello lo honesto y útil, es resaltar la realidad y los hechos.