Estamos finalizando el año 2022, un año en el que la guerra ha llamado a la puerta de Europa, cambiando las reglas establecidas tras la segunda guerra mundial.
La Unión Europea y sus estados miembros tuvieron que adaptarse a las nuevas circunstancias, ofreciendo ayuda humanitaria y militar al país agredido, elevando sus propios presupuestos de defensa por primera vez, desde hace 70 años.
Han pasado casi 300 días, y aunque la guerra ya no ocupa las primeras portadas de los periódicos, está lejos de resolverse y sigue afectando a Europa, España y a nuestra provincia.
Las consecuencias más notables para todos nosotros han sido la subida del precio del petróleo, de la electricidad y del gas natural. Esas subidas han encarecido toda la cadena de producción, desde el pan de nuestra panadería favorita hasta la compra de un coche.
La nueva táctica del país agresor de atentar contra la infraestructura energética de Ucrania, que ha sido un exportador de la electricidad barata a Unión Europea, no ayuda a estabilizar los precios de la electricidad aquí en nuestro país.
Para luchar contra la inflación se está aumentando los tipos de interés lo que encarece las hipotecas, complica las inversiones, la financiación pública y endurece las condiciones de los créditos.
De esta forma, las inversiones en bolsa, fondos de inversión o planes de pensiones, han bajado a lo largo de 2022 y eso nos ha hecho más pobres.
Así las cosas, accidentes como el ocurrido en Polonia, nos recuerdan que el precio puede ser aún mayor, pues si la OTAN y Rusia no llevan este asunto con cautela, España podría pasar a formar parte de este conflicto en cualquier momento.
Lo que está demostrando que es muy importante invertir en tecnologías de seguridad e innovación, como el recién anunciado el centro tecnológico de desarrollo y experimentación “CETEDEX “que se ubicará aquí en nuestra provincia y será todo un referente para la industria militar española.