Mañana es la lotería de la Navidad. Ilusión, esperanza, costumbre, adicción…, y después, a ver si la próxima tenemos más suerte. Recuerdo que el bueno de Domingo, burgalés y mesonero en Malasaña, me decía que el 22 de diciembre era el ‘Día de la Salud’; las viejecitas se paraban en las calles del barrio, se preguntaban si les había tocado la lotería y con el no como respuesta era el turno de preguntar por la salud, “¿estás bien?, pues, eso es lo importante, la salud”.
En Jaén imagino que estamos bien de salud, pero nos vendría bien un poco de fortuna envuelta en compromisos, por aquello de que necesitamos un futuro. Ese que no somos capaces de ver porque se difumina o apenas se intuye.
Quizás ya nos ha tocado la lotería y no somos conscientes. Quizás ésta sea la buena. Quizás ese Centro Tecnológico de Desarrollo y Experimentación (Cetedex) sea la oportunidad que se merece y necesita esta provincia. Pero son tantos trenes perdidos, tanta frustración, tanto olvido intencionado y tanta justificación insustancial que la duda cala; y, además, siempre habrá quien se encargue de alimentarla.
De hecho, no han tardado en compararlo con el Plan Colce (Concentración de Órganos Logísticos Centrales del Ejército). No se equivoquen, aquello sí era humo; un truco de trileros en el que se movieron rápidas las manos, nos pusieron el trapo rojo en la cara y embestimos con el ímpetu del que no ve y el entusiasmo del que no quiere saber. Cuando quitaron el trapo no había nada, pero ya nos habíamos dado de morros.
Así que ahora preferimos ponernos la venda pensando que habrá una pedrada y no una pedrea o un premio mayor. Y yo creo que esta vez es la buena (llámenme ingenuo si quieren) y que, más allá de réditos electorales, ese Cetedex es la lotería que toca aunque no hayas comprado décimo alguno. Simplemente porque ahora es verdad que había una bola con el nombre de Jaén en el bombo.
Y porque el problema no somos los que estamos aquí, son los que no pueden volver y los que les seguirán si no se evita. Y sin ellos, el futuro de esta provincia queda un poco más lejos y es, preocupantemente, sombrío.