El precio del aceite de oliva sube como la espuma. En origen, según el sistema Pool Red, ya supera los 4 euros y hay escasas diferencias entre calidades. Algunas grandes cadenas de distribución se atreven a anunciar que suben los precios en los lineales para que sea el consumidor el que pague el aumento de coste en origen. Mientras tanto, a los olivareros les siguen subiendo sus gastos de producción, lo que hace que esos 4 euros de ahora sean los mismos, o casi, que los 2 euros de hace varios años. Es decir, la rentabilidad es mínima. Algo que los consumidores tienen que conocer porque, siempre pasa lo mismo, el primer eslabón de la cadena no se beneficia en absoluto con este aumento de precios. Las ganancias se quedan en mitad de la cadena.
Es curioso cómo algunos representantes de las grandes cadenas se defienden en televisión de una supuesta pérdida de rentabilidad porque los precios del aceite suben. Se atreven a decir, y se quedan tan tranquilos, que ellos no ven beneficio alguno en este hecho. Los que está claro que no ven mejorada su rentabilidad son los olivareros, que siguen soportando sobre sus hombros y espaldas la mayor ganancia de los primeros eslabones de la cadena y, encima, tienen que asistir atónitos a las justificaciones de unas cadenas de distribución que no se esconden a la hora de decir que repercuten el aumento de sus costes en los consumidores, sin que ello conlleve una mejora en las condiciones de pago a los olivareros.
Y, mientras tanto, la campaña de recolección sigue su camino inexorable hacia su terminación, más temprana que tarde. Si no llueve va a ser un visto y no visto. Ni siquiera los desembalses extraordinarios aprobados por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, el último a petición de una organización agraria en concreto, la UPA, han mejorado mucho la situación de nuestros campos. Mucho me temo que, de no caer ni una gota este otoño, tendremos graves problemas productivos en la próxima campaña, porque esta, como ya he dicho antes, se encuentra vista para sentencia, como dirían los jueces.