A falta de 4 meses para las elecciones municipales los partidos políticos ya han comenzado la cuenta atrás. En realidad nunca hemos dejado de estar en una cuenta atrás porque en España desde hace un lustro vivimos en una continua campaña electoral. Sólo que ahora les toca a nuestros vecinos. A los políticos de proximidad o, mejor dicho, a los políticos de primera necesidad. Si no era suficiente con tener al político de turno todo el día en la tele o la radio ahora también lo tendrán en la calle.
Y digo esto porque el alcalde y los concejales ostentan verdaderamente grandes responsabilidades, en muchos casos tienen facultad para decir sobre cuestiones que afectan de forma muy directa a sus vecinos en el día a día. El tener, o no, cerca cubos de basura, una calle bien asfaltada, con un buen alumbrado, parques a los que llevar a los niños, un paso de cebra a las puertas de un colegio o pagar más en el recibo de la contribución son asuntos que para algunos pueden pasar por nimiedades, sin embargo, para otros pueden ser verdaderos quebraderos de cabeza. Y estos sólo algunos ejemplos mal señalados.
Toque revalidar la alcaldía, recuperarla o hacerse con ella por primera vez, es el momento de aparentar ser el mejor alcalde. Toca hacer ruido, no importa que se haya cumplido con las últimas promesas electorales porque toca aparentar que no se ha parado de ejecutar proyectos. Y si es preciso se asfaltarán más calles y comenzarán todas las obras que sea necesarias, todo por la causa. Tocará también desempolvar los viejos proyectos. Esas promesas que suenan verdaderamente bien, pero que jamás se convierten en realidad.
Y la oposición, si ha cumplido hasta ahora con su labor de fiscalizar al gobierno local de turbo, seguirá poniendo cara de enfadada o incluso fruncirá más el ceño. Es probable que sigan gritando hasta que alcen un poquito más el tono. Deben reflejar que están preocupadísimos por su ciudad o pueblo, que las cosas están fatal, pero que todos los vecinos queden tranquilos porque ya están ellos para solucionar el desastre, aunque hayan estado de brazos cruzados durante este tiempo.
Así que prepárense porque a partir de este momento, si nuestros políticos no hacían suficiente ruido, ahora van a hacer más todavía. Todo sea por su voto.