En primer lugar, como no puede ser de otra manera, felicitar a Juanma Moreno y al Partido Popular por esa mayoría suficiente que pedía y que le han otorgado los andaluces de forma absoluta. Tiene por delante cuatro años para afrontar los retos de nuestra tierra y, por consiguiente, de la agricultura y de la ganadería, un sector primario clave en el PIB y en la economía y que debe ser priorizado en sus políticas de gobierno.
Un sector primario que sigue en crisis. Un sector primario que, lejos ya de su consideración como estratégico y fundamental en 2020, vuelve a revivir los problemas de antaño, pero esta vez multiplicados por cuatro. Un sector primario que no levanta cabeza porque la especulación y la escasa concreción gubernamental no se lo permite. Ya se les ha olvidado a más de uno cómo los agricultores y ganaderos se mantuvieron firmes en sus explotaciones para garantizar la producción y suministro de alimentos durante lo más duro de la pandemia. Ya se les ha olvidado a más de uno la importancia de un sector que garantiza la alimentación, algo de lo que el ser humano no puede prescindir si quiere seguir viviendo.
La agricultura y, sobre todo, la ganadería no atraviesa su mejor momento que digamos. La abusiva, insoportable y vergonzosa subida de todos los costes de producción, especialmente la electricidad y el gasóleo, hacen inviables las explotaciones. A eso tenemos que añadir que el aumento de los precios que pagamos los consumidores en la cesta de la compra no repercute en el sector primario. Por lo tanto, la pregunta es simple. ¿Dónde se queda el beneficio? Cuestión a la que se responde igualmente fácil: se queda en el camino, en los especuladores, en los intermediarios, en las grandes cadenas y en las grandes empresas.
Nada nuevo en el horizonte, aunque poco a poco veamos cómo se oscurece. Una situación que vuelve a llevar a las organizaciones agrarias a plantear movilizaciones y a salir a la calle. Costes de producción desbocados más precios en origen de ruina más la cesta de la compra cada vez más cara igual a inviabilidad de las explotaciones. Los pequeños y medianos agricultores y ganaderos, esos que son los que generan empleo y riqueza en sus municipios y dan vida al medio rural están abocados a echar el cierre. Y como sigamos perdiendo granjas familiares y cultivos tendremos serios problemas en el futuro más inmediato para encontrar alimentos que llevarnos a la boca. Y a las personas, por circunstancias que escapan a la lógica, nos gusta comer tres veces al día.
Digo yo que algo habrá que hacer ¿no?