Las estrategias europeas lo han dejado claro, es urgente mejorar la sostenibilidad de nuestros cultivos en los próximos años, y esta mejora pasa por obligación de reducir el uso de fertilizantes, herbicidas y pesticidas. El conflicto de Ucrania ha acelerado el proceso, ya que no solo afecta al suministro de energía en Europa, también afecta a las exportaciones de fertilizantes y trigo. Rusia es el primer exportador de fertilizantes a nivel mundial y las limitaciones de sus exportaciones harán que los precios sigan subiendo, y ya han subido más un 150% en el último año, en el caso del sulfato amónico ha pasado de 21 a más de 60 céntimos el kilo, y la urea de 0,45 a 1,10 euros, por poner algún ejemplo.
Las últimas investigaciones desarrolladas por la Universidad de Jaén aportan evidencias científicas de que es posible mejorar la economía de las explotaciones con un manejo sostenible del olivar, fundamentalmente mantener las cubiertas vegetales y aplicar alpeorujo compostado (producto que ahora supone un coste ambiental y económico para las almazaras), estas prácticas aseguran conservar los suelos frente a la erosión, mejorar su estructura y por tanto facilitar la absorción del agua, pero también permite un aporte de nutrientes de manera gratuita, y otras ventajas, como combatir plagas y enfermedades.
Otro reto pendiente está relacionado con la promoción de la calidad de nuestros aceites, que está relacionada directamente con las buenas prácticas. Llevamos años hablando de calidad en todos los foros pero la realidad es que la diferencia de precios entre el virgen extra y el lampante no va más allá de 20 céntimos el kilo. Con esta diferencia será imposible promocionar la calidad de nuestros aceites y sentirnos orgullosos de hacer las cosas como es debido. Los retos son importantes y debemos planificar un cambio de modelo que mejore la rentabilidad y la sostenibilidad de nuestras explotaciones, una mejora en el futuro de todos los jienenses.
