Mediodía en la provincia de Jaén

José Luis Urgel

Una cuestión de respeto

La opinión de José Luis Urgel


A propósito de la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía de rebajar la
pena de prisión e inhabilitación hasta los 3 y 7 años para el exalcalde socialista de
Linares, Juan Fernández, condenado en un primer momento por la Audiencia Provincial a
4 años de prisión y 10 de inhabilitación por un delito de malversación de caudales
públicos, he recordado las voces de algunas personas, entre ellas las voces de juristas,
que en los últimos meses han planteado una posición contraria a las penas de prisión
cuando estemos ante delitos de esta naturaleza.

La reciente sentencia del caso ERE, que condena a los expresidentes de la Junta Chaves y Griñán, hizo a algunos plantear este escenario que vuelve estos días a estar sobre la mesa al conocer que el Gobierno se plantea también una rebaja de penas por malversación de fondos públicos.



Y, precisamente, porque es dinero público, recaudado del bolsillo de los contribuyentes; de aquellos que lo hacen con mucho gusto, pero también de quienes contribuyen con menos placer, así como de aquellos a los que les cuesta demasiado sudor, demasiadas horas en carretera o demasiado tiempo fuera de sus casas cumplir con sus obligaciones tributarias; por todos ellos, el que no respeta el dinero público, ya sea porque se apropia de él para ponerse un sobresueldo (como hizo el exalcalde de Linares) o sencillamente porque obra con total negligencia, ese debe tener una pena ejemplarizante que consista pasar una temporada en prisión.

Y precisamente, porque hablamos de hechos cometidos por autoridades o funcionarios públicos a quienes se les presume su buen hacer y se les debe exigir un gran cuidado y respeto con el patrimonio de todos, quienes obren de mala fe y falta de cuidado en el cumplimiento de sus obligaciones deben asumir unas consecuencias ejemplarizantes. Si el ciudadano debe ser muy diligente a la hora de cumplir sus obligaciones fiscales, lo mínimo es que el Estado también actúe de manera exigente con aquellos que han dilapidado el dinero del contribuyente. Es, sencillamente, una cuestión de respeto.