Hace años, ante la posibilidad de perder los mercados europeos por un problema de residuos fitosanitarios, los agricultores almerienses se reconvirtieron de la noche a la mañana y sustituyeron la mayor parte de los pesticidas químicos por agentes de control biológico, de tal manera que los invernaderos se transformaron en pequeños ecosistemas produciendo hortalizas más saludables y con menor impacto.
Este ejemplo viene al caso del escenario energético actual, situación complicada y negativa cuya gestión puede desembocar en una realidad mejor que la anterior. Las medidas de ahorro energético se presentan como inevitables ante la situación más que probable de recorte brusco de suministro a Europa y esta puede ser una oportunidad formidable para extender un cambio profundo de hábitos de consumo que den lugar a un escenario de menor impacto.
Disponer nuestra mentalidad en modo ahorro, enfrentando el derroche, es alinearse con una de las maneras de proceder de Gaia, de la Naturaleza, cuyo funcionamiento y organización es incompatible con el despilfarro.
Ahora sí, es el momento de analizar nuestros hábitos cotidianos y transformarlos en aquellos otros de menor consumo, tanto si se refieren a consumo de plásticos y otros materiales, consumo de bienes, consumo de electricidad, de combustible o de agua. Hay multitud de lugares en la red donde podemos aprender cómo ahorrar.
Para empezar el ahorro va a representar un menor gasto económico desde el primer momento y una menor cantidad de energía necesaria para nuestra vida cotidiana, lo cual sumando el conjunto, permite afrontar las estrecheces internacionales que se avecinan.
Sí al ahorro. Es una cuestión de hábitos, que requiere una mayor atención al principio pero que en poco tiempo se modifican sin problema.
El ahorro que ahora se nos sugiere puede ser un excelente entrenamiento para acostumbrarnos a vivir con menos, con mucho menos. La importancia primordial del ahorro para nosotros no va a estar en disminuir nuestra huella de carbono, que hay mucho molesto e indignado en las redes porque se nos culpabiliza a los ciudadanos del cambio climático y no a los poderosos o a países como China o Estados Unidos. El valor educativo del ahorro va a ser estratégico porque me temo que nos veremos forzados a vivir con mucho menos en un futuro.
Si no fuera por las circunstancias dramáticas que rodean a esta crisis energética, sería para agradecerle la oportunidad de acostumbrarnos a una mentalidad de ahorro y cierta sana austeridad. Ya lo dijo el santo, no es más feliz quien más tiene sino quien menos necesita.
Manuel Ruiz
Quien a buen árbol se arrimaSí al ahorro
Hace años, ante la posibilidad de perder los mercados europeos por un problema de residuos fitosanitarios, los agricultores almerienses se reconvirtieron...