Detrás de la columna

Juan Manuel Arévalo Badía

La solapa blanca

Tamames se fue convirtiendo en calabaza, para acabar esclavo de su propio desorden interesado

 La solapa blanca

Foto: EXTRA JAÉN

Ramón Tamames

Encaramado en el capitel de la columna, como punto más alto,  me ha permitido observar  algunos detalles del debate parlamentario surgido como consecuencia de lo que Nicolás Sartorius ha llamado  “la censura de la moción”. Ramón Tamames descubrió tardíamente o quizás fue una revelación  celestial que ocultó por conveniencia que “el capitalismo es un gato de siete vidas que parece aguantarlo todo”. No obstante su libro “Teoría económica de España”, sirvió de manual  en la progresía de las tumultuosas décadas universitarias de los años sesenta y setenta, como modelo de visión marxista de la economía, burlando la censura de la época; pero sobre todo formaba parte obligada del vestuario pop de los años 70.  Un ejemplar bajo el sobaco o asomando la cabecera del libro en el bolsillo de la trenka, remataba la composición del retablo inconformista y progre de aquellas dos décadas.  Su aceptación a encabezar esta censura  me ha llevado a recordar una obra satírica de Seneca: Apocolocyntosis divi Claudi.  En ella, Séneca describe la transformación en cucurbitácea del divino Claudio, su ascensión al Olimpo y su caída para terminar como esclavo  de un abogado al ser rechazada su propuesta de deificación.  Sentado en el puesto preparado ad hoc para la ocasión,  daba comienzo a la “ tamamificación celestial” . La cámara desvelaba una chaqueta azul cuya solapa  izquierda se iba impregnando de una caspa profusa, cuyo origen bien podía ser del propio ponente o quizás, casi con más probabilidad, de los acompañantes de bancada que además de la profusión capilar, expelen otras caspas segregadas de las profundidades negras de sus bilis involucionistas. Tal como relataba Séneca, el profesor Tamames se fue convirtiendo en calabaza, para acabar esclavo de su propio desorden interesado,  confluyendo en su larga huida pendular desde el tamiz marxista aplicado a la economía hasta la concepción más elaborada del capitalismo: el neoliberalismo. No hemos tenido que leer entre líneas su discurso para entender que la democracia estorba  y debe ser sacrificada cuando no se satisfacen los principios del libre mercado. Termino estas líneas cuando sale el sol por el horizonte de Mágina, sin intención de ver el final de esta sesión y hago caso a Tamames para no perder el tiempo.  Un  tiempo que me ha retrotraído a la España  “única “del blanco y negro. Vuelvo a mirar hacia mi ventana y me doy cuenta de la multiplicidad de colores y formas que el sol ilumina. Como tiene que ser. Como debe ser también en España.