El bar de la esquina

Antonio Reyes

Abrazar un genocidio

Que no, que no es antisemitismo como nos quieren hacer creer estos lobbies que arrían la mascá

La estrategia habitual: si no compartes mis ideales es que te has convertido en un radical y serás señalado. De paso, vuelco toda mi maquinaria sobre ti para convertirte en un antisemita que niega la posibilidad de que un estado se defienda. Y de paso te convierto en aliado de Hamas, que así verás como pongo en tu contra a mis acólitos, los mismos que ni siquiera saben qué es ser antisemita o qué significa ser sionista. Si El Magisterio ha dicho que quien pida el cese de los ataques de Israel a Palestina hay que llamarlo amigo de terroristas, lo llamamos todos sin excepción. Sobre todo, esos que se acercaron hace tiempo a los dos lobbies israelíes con fuerte influencia en España (y parece que también en Jaén): ACOM (Acción y Comunicación sobre Oriente Medio) y la fundación Friends of Israel, que nació con el apoyo incondicional de Aznar y que poco a poco ha ido recibiendo el cariño de toda la ultraderecha y ultraderecha extrema nacional.

La razón de ser de estos grupos es luchar contra un antisemitismo del que hasta hoy nadie hablaba, porque solo es una idea inventada para la creación de estas asociaciones afines a un espectro político. Sus direcciones han apoyado públicamente a ambos grupos políticos defendiendo la teoría de que en el mundo sigue habiendo una corriente contra Israel que dura años.

Es curioso que estas dos asociaciones, que como digo luchan contra el odio al pueblo judío, apoyan a partidos que cuentan en sus filas con ex nazis confesos. Porque hacerse fotos con los dirigentes del partido verde, máximo exponente es España de estos ideales, es poco menos que inquietante, al mismo tiempo que tira por tierra la razón de ser de estos lobbies pro Israel. Así que mucho me temo que solo llegaron para lo de siempre, recaudar pasta y de paso hacer el trabajo sucio a estos dos partidos políticos.



Ahora, el objetivo de sus campañas son todas esas personas alrededor del mundo que claman por el fin del GENOCIDIO que se está llevando a cabo desde hace años por parte de Israel contra el pueblo palestino. Que no, que no es una guerra, ni siquiera el derecho de un país a defenderse. Es un GENOCIDIO. El GRUPO TERRORISTA Hamas ataca a Israel ASESINANDO a decenas de personas inocentes. La respuesta del país atacado, en lugar de acometer actuaciones quirúrgicas como cabría esperar, entra a cuchillo en casa de su vecino con la excusa de su defensa y mata a todo el que se pone por delante. Bravo. Y luego resulta que el mundo es antisemita y que Israel es solo un pobre país que se defiende del demonio del terrorismo. Pues no. Los ATAQUES TERRORISTAS de Hamas fueron la excusa perfecta que Israel llevaba años esperando para hacerse por fin con todo el territorio de Gaza y Cisjordania, y estos ASESINOS les ofrecieron en bandeja la excusa para la invasión de la franja.

Pero fíjate tú, que ahora miles de universitarios por todo el mundo se organizan para pedir el fin del GENOCIDIO. Al mismo tiempo, los amiguitos de los lobbies israelíes no han tardado en llamar a estos jóvenes defensores de Hamas. Porque así funcionan, ya los conocemos. ¿Qué mejor manera de explicar a vuestro electorado que todo el que no apoye la posibilidad de que un país se defienda, aunque sea a costa de miles de vidas inocentes, es amigo de terroristas? En estos asuntos son expertos y lo demuestran cada día. Los contactos y tejemanejes de la ultraderecha y la ultraderecha extrema patrias con estas dos asociaciones, que repito, luchan contra un antisemitismo que ellos mismos han creado y alimentado, huelen a podrido desde lejos. Comparemos pues la mayor masacre histórica por motivo de origen: el nazismo. El odio de Hitler a los judíos es bien conocido por todos. Ahora aterricemos en nuestros días: ¿qué está haciendo Israel con Palestina? Las coincidencias, los miles de fallecidos y el odio visceral que demuestra el gobierno israelí hacia los palestinos es tan similar al de los nazis que provoca escalofríos.

Pero ahí siguen las derechas españolas, queriendo hacer ver que pedir que pare el GENOCIDIO significa que estamos con Hammas. Ea, así de simples son. O quizá no. Tal vez lo que sucede es que los radicales y ultras son ellos al no reconocer un GENOCIDIO ni aunque estuviese ocurriendo en su casa. Pero claro, si en sus cabezas de esparto todo el que va contra sus ideales de un mundo rico es rojo, comunista y bolchevique, ¿qué son todos esos chicos y chicas universitarios que acampan pidiendo la paz? Efectivamente: comunistas amigos de TERRORISTAS. «¿Dónde estaban las banderas de Israel cuando los ASESINOS mataron a centenares de personas durante aquel festival de música?», suelen decir para insultar a quienes acampan en contra de este EXTERMINIO. Pues seguro que enterradas junto a las reacciones internacionales contra el acoso y derribo que Israel lleva cometiendo durante años contra el pueblo palestino.

Y después llegó Eurovisión y SU represión a la libertad de expresión de público y participantes. Porque claro, la libertad que tanto cacarea la derecha es otra cosa, no esto. Ya lo dijo José Manuel Monzón el otro día: «los artistas podrán subirse al escenario con lentejuelas, pero no con ideales». Y, oh sorpresa, el voto del público en España, y de otros catorce países de la UE, fue para… ¡Israel! Pues ya estaríamos todos. De entrada, nunca he comprendido, mucho antes de saber qué era el antisemitismo y esa retahíla de cosas, por qué Israel participa en Eurovisión y competiciones deportivas europeas, pero bueno, suponía que los pobres no tenían más opción que esta.

Que no, que no es antisemitismo como nos quieren hacer creer estos lobbies que arrían la mascá a los partidos de ultraderecha y ultraderecha extrema en España y por medio mundo. Que no es odio a Israel así porque sí, que no. Lo que vemos por medio mundo es el desprecio a un Estado que lleva quinquenios queriendo exterminar a un pueblo que solo desea vivir en paz. Un pueblo reprimido y sometido, que bastante tiene con alargar su esperanza de vida, con el armamento que los países occidentales les vende ¿Cómplices? Sí, cómplices. Y, mientras tanto, en España la diestra patria no se baja del carro del insulto gratuito a quienes solo reclamamos paz sea donde sea. Y si hay que pedirla acampando en la calle, se hace, porque estas acciones son mucho más creíbles y cristianas que apoyar un GENOCIDIO y luego ir a misa a rezar por las almas que se pudieron salvar si hubiésemos actuado como se espera de un buen cristiano.

Y claro, faltaba la de siempre, la diosa entre las diosas, la voz más autorizada, la que solo es capaz de hablar con un papel delante para que cada barbaridad que vomita cale hondo en los suyos. «Tú mata, que yo te daré una comunidad autónoma. Tú mata, que yo te daré un Estado», en referencia al apoyo del Gobierno de la nación al reconocimiento del Estado de Palestina. Porque no es Isabel la que habla, no. Es el dinero, pero el público, el de todos, que regala a unos pocos, una cama confortable que se está fabricando para que el día que se vaya, o la echen, pueda ella dormir tranquila. 

A día de hoy, liberado de toda creencia religiosa, solo espero que algún día, se está haciendo largo, baje Dios y vea lo que estamos haciendo. Y si de camino libra a la iglesia que él deseaba de las personas que manchan su palabra, pues miel sobre hojuelas. Lo chungo será comprobar que entonces la institución se quedaría bajo mínimos.

Por cierto. Para esos que dicen que dónde estaban las banderas de Israel cuando sufrieron los ataques de Hamas y que llenan las redes de comentarios de odio puro hacia quienes solo piden paz, ¿dónde estáis los de las quedadas para rezar contra la amnistía y demás idas de olla, que no os veo concentraros ahora para rezar por las almas de los miles de niños e inocentes que vuestro querido Israel asesina impunemente? Pues eso, sepulcros blanqueados… con dinero de los lobbies israelíes y con la idea de entrar a formar parte de ese estatus que os hace mojar la cama de placer cada noche.