Corren malos tiempos para la libertad personal y para que uno pueda manifestarse por lo que crea oportuno. Y son malos tiempos porque hay dos partidos políticos que con una mano enarbolan la bandera de su libertad porque se saben seguros con la justicia de su lado, y con la otra cercenan tu libertad y la mía cuando se nos ocurren gritar en la calle contra algo que ellos proponen.
El caso más reciente ha sido la condena en noviembre de los seis chicos de Zaragoza que han sido condenados sin pruebas por participar en una protesta contra un acto del partido verde en 2019, una aprotesta que acabó en disturbios y donde la policía no pudo aportar prueba alguna contra estos seis jóvenes. Aun así, el juez Carlos Lasala, que ya era magistrado durante el franquismo, impuso una condena de seis años de cárcel a los mayores de edad y una multa conjunta de diez mil cuatrocientos euros a los dos menores, condenas que el TSJA aumentó con un año más de cárcel a cada uno añadiendo el delito de lesiones.
¿Qué se pretende con este tipo de sentencias? Que mañana, cuando el gobierno cambie y se tomen las medidas que lleven en sus programas, ya vayamos avisados con antelación de lo que podrán hacer si se nos ocurre salir a la calle a luchar por lo que creamos justo. Que bastará con la simple palabra de un policía y sin pruebas que lo acrediten para condenarnos y callarnos la boca. Por supuesto, otro asunto muy diferente es el de esas personas que salen a crispar y rompetlo todo, gente que no representa a los pacíficos.
Y vaya si estamos siendo avisados, porque hemos escuchado miles de veces que cuando lleguen al poder, lo primero que harán será derogar todas las leyes que intentan normalizar la vida y el funcionamiento democrático de este país, tal y como hemos visto en la reciente participación y abrazos entre esos partidos políticos y las manifestaciones fake de algunos sindicatos de los cuerpos de seguridad del Estado.
Calladitos nos quieren, que estamos más guapos. Al que se le ocurra levantar la voz es consciente de a qué se arriesga, sobre todo cuando el que espera mandar sabe que tiene en su bando a la señora justicia y por eso se mueven con total impunidad y tranquilidad. Sí, está bien escrito. Por ahora no se merece que se escriba con mayúscula. Eso hay que ganárselo, porque en España parece que la venda se le cayó hace ochenta y cinco años y todavía no la ha recogido.
Antonio Reyes
El bar de la esquinaVamos. Atreveos, valientes
Corren malos tiempos para la libertad personal y para que uno pueda manifestarse por lo que crea oportuno. Y son malos tiempos porque hay dos partidos...